Yeltsin más grave de lo que admite
el Kremlin, según oposición
La enfermedad de Yeltsin ha permitido que
se conozcan a los aspirantes a ocupar su lugar en el poder. Foto AP
Moscú
EFE
La nueva enfermedad del presidente
Borís Yeltsin, hospitalizado el domingo con úlcera gástrica
sangrante, es "más grave" de lo que se admite el Kremlin,
afirmaron hoy dirigentes de la oposición.
"Hay síntomas indirectos de la que situación en torno
a la salud del presidente es más grave de lo habitual, lo que provoca
una gran preocupación", dijo en rueda de prensa Grigori Yavlinski,
líder de partido liberal de oposición Yábloko, quien
ya anunció que será candidato a las elecciones presidenciales
del año 2000.
Yavlinski, que nunca antes se había referido a los problemas de
salud del jefe del Estado, pidió al primer ministro Yevgueni Primakov
que se dirija al país en un plazo de 24 horas para explicar los alcances
de la nueva enfermedad de Yeltsin.
Lamentó que las autoridades no hayan dado hasta ahora "información
clara" del verdadero estado de salud de Yeltsin ni de los plazos de
su permanencia en el elitista Hospital Clínico Central de Moscú.
"Esta situación no admite mentiras ni medias verdades, pues
lo que está en juego es el destino del país", recalcó
el político liberal.
El líder del Partido Comunista, Guennadi Ziugánov, aseguró
que "el presidente no está en condiciones de cumplir con sus
obligaciones y que hay que pensar en cómo transferírselas
al primer ministro y al Gobierno y en cómo elegir a un nuevo presidente".
El Kremlin, por boca del jefe del Gabinete de la Presidencia, Nikolái
Bordiuzha, aseguró que el estado de Yeltsin es "estable"
y que pasó una "noche tranquila".
Los miembros del consejo médico que examinó al presidente
ruso, que el próximo 1 de febrero cumple 68 años, descartaron
de momento la necesidad de una intervención quirúrgica.
La agencia oficial rusa ITAR-TASS comunicó, citando fuentes anónimas
del Gabinete de la Presidencia, que esta tarde, Yeltsin "comenzó
a trabajar con documentos".
Según el parte médico, Yeltsin está siendo tratado
con fármacos y su estancia en el hospital puede prolongarse "dos
o tres semanas", lo que implica el aplazamiento de la visita que tenía
programada realizar a París para los próximos días
28 y 29.
El viaje a Francia debía de constituir el retorno de la Yeltsin
a la vida política internacional activa, tras el vahído que
casi le lleva al suelo con toda su humanidad en una ceremonia oficial en
octubre pasado durante una gira por Uzbekistán y Kazajistán.
En noviembre de 1996, Yeltsin fue sometido a una operación a corazón
abierto cuando le implantaron cinco puentes ("bypass") coronarios
para subsanar una deficiencia cardiaca que le provocó varios infartos
y le tuvo al borde de la muerte.
Desde entonces, ha sufrido dos neumonías y varios resfriados,
que le han obligado a modificar su agenda internacional y a reducir sensiblemente
sus jornadas de trabajo en su despacho del Kremlin.
"Para nadie es un secreto que (Yeltsin) está enfermo desde
hace mucho tiempo. Lo que ha ocurrido es una nueva confirmación",
declaró hoy Yuri Luzhkov, alcalde de Moscú y uno de los "presidenciables"
para el año 2000.
Luzhkov recalcó que "la sociedad y el Estado deben obtener
una respuesta del propio presidente acerca de cómo piensa resolver
este problema (el de su salud)".
Según la Constitución rusa, en caso de fallecimiento del
Jefe del Estado sus funciones son asumidas de manera interina por el primer
ministro, quien debe convocar elecciones presidenciales extraordinarias
en un plazo de tres meses.
La Carta Magna contempla el cese en funciones del presidente en caso
de "incapacidad física persistente", figura constitucional
inaplicable debido a la ausencia de mecanismo legal para establecer dicha
incapacidad.
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