Dos de los policías tomados como rehenes durante los enfrentamientos en Changuinola relataron cómo se dio su captura.
Uno de los uniformados narró que, junto a otro compañero policía, viajaba en autobús hacia la provincia vestidos de civil, luego de cumplir su turno como custodio en el centro penitenciario El Renacer.
A la entrada del distrito, un grupo de 200 manifestantes impidió el avance del transporte y de inmediato lo abordaron.
"Los manifestantes subieron al bus y lo revisaron..en ese momento una señora nos señaló y reveló que éramos policías, nos bajaron del vehículo, nos vendaron y nos amarraron", dijo.
Una vez fueron bajados, se percató que otro policía del Servicio Guarda Frontera también había sido tomado como rehén.
"En ese momento se corrió la voz que había un muerto en Changuinola y que nos usarían como escudos humanos si la policía llegaba al lugar a dispersar la protesta. En ese momento temí por mi vida", explicó.
El agente de la policía manifestó que cuando el rumor del manifestante muerto se hizo más fuerte, sus captores iniciaron una discusión con el fin de decidir cuál de los tres "moriría primero" para tomar venganza. Uno propuso comenzar primero con el más viejo.
Hecha la elección, dijo que "amarraron al policía a un tronco de pies y manos, lo golpearon en la cara, lo cachetearon, le dijeron que lo degollarían y pusieron a dos indígenas con machetes, de los que se usan en el bananal, cerca del hombre".
Cada cierto tiempo los rehenes eran llevados de un lado hacia otro del bananal, posteriormente eran sacados nuevamente a la calle donde eran puestos al sol.
Recordó que una señora, que se identificó como una maestra, le ofreció agua y comida al tercer día de cautiverio.