El Gobierno estadounidense acusó ayer al Lebanese Canadian Bank (LBC) de facilitar el blanqueo de dinero de una red de tráfico de drogas procedentes de América Latina y vinculó al movimiento islamista Hizbulá a las presuntas actividades ilegales del banco.
El subsecretario para Terrorismo e Inteligencia Financiera del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, Stuart Levey, anunció en una rueda de prensa que, tras una larga investigación, el banco fue incluido en la lista negra de instituciones de blanqueo de dinero relacionado con el tráfico de drogas internacional.
Esto implica que, en un período de 60 días, si el LBC no toma medidas, las empresas estadounidenses tienen prohibido abrir o mantener cualquier tipo de operaciones contables con este banco.
"Esta acción tiene por objeto proteger el sistema financiero de Estados Unidos del dinero ilícito que proviene del LCB y bloquear el acceso de este tráfico internacional de narcóticos y la red de blanqueo de dinero al sistema financiero formal", dijo Levey.
De acuerdo con las autoridades estadounidenses, la red de narcotráfico operaba trasladando drogas de Suramérica a Europa y Oriente Medio a través de �frica Occidental y lavaba cientos de millones de dólares mensuales a través de cuentas mantenidas en el LCB.
Las drogas procedían de varios países de Latinoamérica que Levey no quiso especificar, si bien, señaló que no han detectado que la guerrilla colombiana Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) estuviera involucrada en esta trama.
El dinero servía para comprar mercancías en todo el mundo, incluida la compra de vehículos usados en Estados Unidos a través de 50 concesionarios en todo el país.
El Tesoro señaló que el traficante de Ayman Saied Joumaa, que fue incluido el pasado enero en la lista negra de la Agencia para el Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos, era uno de los cabecillas de la operación.
Según la información de la que dispone el Gobierno estadounidense, Hizbulá, designada como organización terrorista por Estados Unidos, ha obtenido apoyo financiero de las actividades delictivas de la red de Joumaa, que se extiende por América Latina, �frica Occidental, Europa y Oriente Medio.
La DEA calcula que Joumaa y su organización lavaron 200 millones de dólares procedentes de la droga a través de contrabando y casas de cambio en operaciones que abarcaban desde electrodomésticos en Panamá hasta la venta de vehículos usados en �frica.
El LCB, con sede en Beirut y que en 2009 declaró 5, 000 millones de activos, opera en 35 sucursales en el Líbano y solo tiene una oficina de representación en Canadá, en la ciudad de Montreal.