En una movida que podría resultar demasiado poco y demasiado tarde, el Presidente Martín Torrijos y el candidato a la vicepresidencia, Juan Carlos Navarro enterraron sus diferencias de varios meses con un apretón de manos en Santiago de Veraguas.
La paz entre los dos miembros del CEN del mayor partido del país, se selló mientras los perredistas celebraban los 80 años del natalicio del General Omar Torrijos Herrera.
El propósito fue generar un nuevo y tal vez último envión a favor de la candidatura presidencial de Balbina Herrera, quien se mantiene en segundo lugar en las preferencias electorales detrás de Ricardo Martinelli de Cambio Democrático, según diversas encuestas.
El mismo partido debe reconocer que se trata de una lucha cuesta arriba. De todos modos, e independientemente de cuál sea el resultado en las elecciones, en ese partido se espera una verdadera guerra civil entre facciones para hacerse del control del partido.
Igual escenario se espera en el otro gran colectivo del país, el Panameñismo, que ha tenido que conformarse por primera vez en su historia con un puesto de vicepresidente, con tal de no quedar totalmente excluido de la alianza electoral liderada por CD.
Lo que hemos visto con el Panameñismo, y está sucediendo en el PRD, es el costo que estos colectivos han tenido que pagar finalmente por años y años de gobiernos que -lejos de responder a las necesidades del pueblo- han priorizado en las ambiciones políticas y económicas de sus cúpulas.