Una de las técnicas más importantes en la agricultura moderna es la cobertura muerta del suelo, cuya finalidad principal es la protección del suelo y del sistema radicular de las plantas.
Cuando el suelo está frío, con temperatura abajo de la ideal para la planta, esta disminuye su ritmo de crecimiento, produce menos y es más vulnerable a las enfermedades. Cuando llueve mucho, la tierra queda empantanada, muy húmeda, con lo cual la planta también sufre. Además, la lluvia arrastra consigo los alimentos de las plantas, las sales minerales y los fertilizantes, provocando la erosión del suelo. El viento, o el exceso de calor, evapora la humedad y reseca la tierra, frenando el desarrollo de las plantas.
Todos estos problemas, ya algunos años atrás, los agricultores los controlaban en parte, protegiendo las canteros o los liños de cultivo con hojas de árboles, paja, etc., protegiendo así el suelo de los daños causados por los agentes naturales. Sin embargo, a pesar de los buenos resultados obtenidos, los materiales escaseaban y se dependía mucho de la mano de obra para la aplicación de esta técnica. También se utilizaban hojas de papel y de aluminio que son materiales caros y cuya aplicación no era práctica.
La técnica de la cobertura muerta del suelo fue aplicada solamente en gran escala por los agricultores con el surgimiento del plástico, en la década del 50. De esa década hasta hoy, muchas cosas han cambiado en la agricultura. Gracias a las influencias de esta práctica, hasta los agricultores más conservadores adoptaron masivamente el uso del plástico para la protección del suelo.