Martes de carnaval, con la jornada de hoy se cierra del festejo de Momo. En la madrugada se dará el entierro de la sardina y mañana el país volverá poco a poco a la realidad del próximo inicio del año escolar y la vecina campaña electoral.
Los carnavales de este año fueron básicamente una fiesta de limpios. La mayoría de los panameños tenían su economía en rojo. Los pocos ingresos que recibieron en la quincena pasada, muchos se lo gastaron el Día del Amor y la Amistad.
Por eso este año se notó una disminución en la afluencia de vehículos hacia el interior. El carnaval capitalino, como siempre, ya dejó de ser una atracción, salvo las tarimas por las que desfilan los artistas extranjeros y del patio.
Aunque este año, parece que el número de fatalidades será menor que las ocurridas durante el carnaval del 2003, los accidentes de tránsito y los homicidios siguen trayendo luto a los hogares panameños.
A pesar que las autoridades ponen a disposición de todos, gran cantidad de unidades de seguridad, esto no frena la ola de muerte que se registra cada año. Las miembros de la Cruz Roja, SINAPROC, el Cuerpo de Bomberos, policías y personal paramédico, han hecho un trabajo esmerado. En países tan pequeños como Panamá, lo recomendable es mantener la cordura. No dejarse gobernar por el licor y las pasiones
A partir de mañana inicia el periodo cuaresmal, una época en que muchos de los que gozaron del dios Momo, ahora quieren entrar en paz con Dios.
También volverán los políticos tratando de vender sus ofertas electorales a un pueblo que ya no cree en nada ni en nadie, porque tiene otras prioridades: sobrevivir ante la crisis y prepararse para enviar sus hijos a las escuelas.