El presidente francés, Nicolas Sarkozy, admitió que Francia cometió "graves errores políticos" durante el genocidio de 1994 en Ruanda, en el que, según distintas fuentes, fueron asesinadas entre 800, 000 y un millón de personas, aunque no se disculpó por el papel del Gobierno galo.
Sarkozy llegó a Ruanda para entrevistarse con su colega, Paul Kagame, y cerrar 16 años de tensión en las relaciones entre París y Kigali, plagados de mutuas acusaciones por el genocidio. Durante su a la capital ruandesa, la primera realizada por un jefe de Estado galo desde las matanzas, Sarkozy reconoció que la "Operación Turquesa", que debía proteger y velar por la seguridad de desplazados, refugiados y civiles en peligro durante el genocidio de Ruanda, " llegó tarde".