Sábado 27 de febrero de 1999

 








 

 


FAMILIA
"El Diario Vivir"

Joaquín A. Arias E.
Presidente Pro Vida

Dichoso aquel que es dueño del día en que vive, la idea de la vida no es planear el mañana sino vivir a plenitud el siempre actual ahora. Nos dirigimos de cara al futuro hacia un horizonte lejano, sin fijarnos en todas las bellezas que nos rodean. Siempre anhelando lo que está lejos sin aprovechar y gozar las cosas a nuestro alcance. Nos complicamos la vida con fantasías, insistimos vivir de los anticipos, pero vamos perdiendo la facultad de disfrutar los presentes días de nuestra vida; vivimos para el mañana y cuando llega el mañana, seguimos pensando en otro mañana, a ver si es mejor que el anterior. Parecemos niños a la caza del arco iris dibujado en el cielo y así pasamos la vida negociando con el futuro; o en otras palabras, edificando castillos en la arena. Los hombres de hoy viven descontentos, nerviosos, inquietos y poco felices. En sus ojos se puede ver la inconformidad en que viven su vida actual, solo porque no quieren aprender a vivir un día a la vez ocupando sus mentes en algo más allá del presente. Miseria, debilidad, provienen de no centrar energías, ni deseos, ni entusiasmos en el día en que vivimos hoy. Para conseguir el éxito se requiere el total de nuestras energías, pero si estas se diluyen con otras preocupaciones usted será incapaz de concentrar su mente en el momento preciso para realizar su objetivo. Si queremos lograr la felicidad alguna vez, debemos extraerla de lo que nos rodea. Para disfrutar del diario vivir es necesario: olvidar, borrar de la mente y enterrar al aceptar lo desagradable del pasado, todo lo que nos traiga triste recuerdo, de no ser así estos roerán la vitalidad que necesitamos para corregirnos diariamente. La felicidad interior no depende de las ocasiones favorables sino de nuestra actitud mental.

La verdadera dicha hay que llevarla por dentro sin esperar que otros nos la proporcionen, y lo cierto es que la felicidad vive en nuestro interior deseando ser exteriorizada y manifestada, sin lo cual, váyase donde se vaya y búsquese donde se busque no se hallará en ninguna parte. Quien consiga labrarse la dicha por sí mismo con su trabajo diario, con todas sus pruebas, obstáculos, contrariedades, molestias e inconveniencias, descubrirá el gran secreto de la vida; porque es solo en esta esfera de obligaciones cotidianas del diario vivir, en este continuo superar de obstáculos que nos rodean en donde hemos de recoger el polen para la miel de nuestra dicha de hoy. "Hoy" es el día en que de nuestros labios debe salir la palabra de aliento, y en que se debe obedecer al impulso generoso del corazón. Las personas cercanas a nuestros sentimientos y los que queremos ayudar y favorecer, necesitan "hoy" esos favores y halagos, no debemos dejarlo para mañana; no se puede ser noble mañana si hoy es ruin y miserable.

Cada uno de nosotros debe comenzar su tarea diaria, con el firme convencimiento de que ocurra lo que ocurra seremos felices en cada instante del siempre actual ahora, y no permitiremos que se nos arrebate ese gran derecho de disfrutar a plenitud la vida presente.

 

 

 


 

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