Una organización criminal conformada por colombianos y mexicanos fue detectada por las autoridades costarricenses y colombianas recientemente, quienes utilizan la modalidad comprar y alquilar fincas en diversos puntos de la geografía panameña para desarrollar sus operaciones.
Entre las áreas donde operan los narcotraficantes están Azuero, Chiriquí y Veraguas.
Los investigadores alegan que los miembros de ese grupo criminal traen a sus familias, en este caso, esposas e hijos, a las fincas para camuflar sus actividades.
Las fincas se encuentran en lugares estratégicos cercanos a playas o desembocadura a los ríos.
Esos lugares son utilizados para poder movilizar cargamentos de drogas como ruta principal hacia Centro América. Además, son los responsables de ordenar a desaparecer a los tumbadores de drogas, para lo cual contactan a pandilleros de Santa Ana, Curundú y Juan Díaz.