El niño no está en un río, tampoco pesca tilapias, está cruzando uno de los gigantescos huecos de la carretera de finca 65, que está situado frente a su residencia.
La carretera que ese encuentra en la ciudad de Changuinola, en Bocas del Toro, consta de menos de un kilómetro y son cerca de diez huecos que parecen lagos, entre otros tantos que son más pequeños y que dificultan el tránsito por el lugar.
Los residentes no reciben el servicio de transporte colectivo pues el carro que no se queda atascado de seguro se le daña alguna pieza. Cuando llueve, el problema se agrava, las aguas de los huecos se unen asemejando un enorme lago, el nivel sube hasta la acera impidiendo el paso y obligando a grandes y chicos a caminar por el muro del bananal.