ABRACADABRA
"Carga mortal"

"las plantas potabilizadoras no pueden eliminar la radiactividad, cuya presencia en el agua podría provocar cáncer"

Carlos Guevara Mann

El domingo 14 de marzo cruzó el Canal de Panamá el barco "Pacific Swan", con su peligrosísimo cargamento de desechos nucleares. No es la primera vez que se usa el Canal como ruta para el paso de carga tóxica, con grave riesgo para la población.

Como en ocasiones anteriores, sin embargo, el gobierno se ha abstenido de emitir comentarios. No he visto declaraciones ni de la Autoridad del Ambiente (ANAM) ni del Ministerio de Salud, entidades que deben proteger a los habitantes y el territorio nacional, pero que en la actualidad responden enteramente a la cúpula gobernante que pretende perpetuarse en el poder.

Ni el pleno de la Asamblea ni sus comisiones han dicho esta boca es mía. Hay varias comisiones legislativas que tienen competencia en este Asunto, pero parece que no les importa.

Ni a la Comisión de Asuntos del Canal, presidida por el perredista Abel Rodríguez; ni la de Salud Pública y Seguridad Social, dirigida por Juan Delgado (PRD); ni la de Asuntos Agropecuarios y Conservación del Medio Ambiente, que preside Alberto Castillero, del Partido Solidaridad; ni la de Derechos Humanos, que dirige Donato Rosales (PRD); ni la de Población, Ambiente y Desarrollo, presidida por el perredista Benicio Robinson, se han interesado en el asunto.

Castillero, Rosales y Robinson pretenden reelegirse, pero -como lo demuestra este caso- nada han hecho para merecer la confianza del pueblo.

La Comisión del Canal indicó que "redobló las medidas de seguridad para evitar cualquier accidente" (El Panamá América, 15 de marzo de 1999). Pero sobre la prohibición de este tipo de tránsito por el Canal, como lo han exigido grupos ecologistas panameños y extranjeros, lo que se ha dicho antes es que la Comisión no puede impedir el paso de ningún buque por el Canal, ni siquiera por razones de salud o seguridad.

En otras palabras, el servicio internacional que presta la vía acuática tiene prioridad, en todos los casos, sobre la salud y supervivencia de los panameños. Esto no podemos admitirlo. Todos reconocemos que el servicio de tránsito por el canal debe prestarse indiscriminadamente, pero no podemos tolerar que nuestra vida se ponga en peligro por el paso de barcos que transportan desechos tóxicos.

Si en su paso por el Canal se accidentara alguno de los barcos que transportan desperdicios nucleares, las consecuencias serían terribles. De acuerdo con Carlos Arellano Lennox, biólogo marino y candidato a legislador por el Partido Arnulfista (circuito 8-8), "el consiguiente escape de la radiactividad contaminaría toda el agua del país y particularmente de los lagos Gatún y Miraflores, principales abastecedores del vital líquido."

Explicó Arellano Lennox que la situación sería catastrófica porque las plantas potabilizadoras no pueden eliminar la radiactividad, cuya presencia en el agua podría provocar cáncer (El Panamá América, 14 de marzo de 1999).

Como la vía interoceánica es operada, hasta diciembre de 1999, por la Comisión del Canal, agencia del gobierno norteamericano, el expresidente del Comité Panameño por los Derechos Humanos, Osvaldo Velásquez, responsabilizó al gobierno de Estados Unidos en caso de un accidente.

 

 

 

 

 

 


 

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