Monseñor Emiliani. Escribo por sugerencia de un amigo mío. Estoy en una gran crisis y necesito desahogarme. He estado muy cerca de matar a una persona. Ya había hablado con un señor, estos que ahora llaman "sicarios", y me dio el precio para hacer el "trabajo". Reuní el dinero y algo me detuvo y fue la voz de mi conciencia. No podía hacerlo, pero tengo ganas de acabar con este hombre que se casó con mi hija, la ultrajó por años, físicamente y mentalmente. Un auténtico cobarde, se dedicaba a golpearla y a gritarle en cualquier lugar. Por un tiempo, yo no me enteré de lo que pasaba, hasta que un día me llamaron que fuera al hospital. Si viera Monseñor, cómo estaba ella, su cara llena de golpes y llorando. Yo lo fui a buscar y lo encontré en la casa y me lancé contra él. Yo ya tengo sesenta y cuatro años y nos golpeamos duramente. Al final, no pude más, me derribó y me pateó lo que quiso. Sus hijos, o sea mis nietos, vieron la golpiza que le dio a mi hija y también nuestra pelea. Esos tres niños son víctimas de un demente. Este señor, que por cierto es militar retirado, ya está separado de mi hija, pero cuando quiere va a la casa de ella y no sé por qué, ella lo acepta, se queda allí y luego terminan de nuevo peleados y se va, gritando y ofendiendo. El está loco, pero lo que más me duele, es que mi hija lo acepte una y otra vez. Yo le pido a Dios que ella comprenda que no le conviene ni verlo y también que a mi me ayude a perdonar. Mi esposa murió ya hace unos años y ella nunca estuvo de acuerdo de que ellos dos se casaran.
Estimado señor. Su ira lo puede llevar a cometer un asesinato que lo hará peor persona que su yerno. Además de eliminar la vida ( que es sagrada) de una persona y cometer un terrible pecado mortal, estaría matando al padre de sus nietos. Mire las consecuencias: � con qué cara miraría en adelante a sus nietos?. Tendría un problema de conciencia para el resto de su vida y la consecuente amargura. Deténgase y no se sume a la lista de asesinos que tanto luto han causado a nuestro sufrido país. Acuda a la ley y que su hija demande a su ex marido. Bríndele como padre todo el amor que le pueda dar a ella. Ore por él, y pídale al Señor que le ayude a usted a mantener su control emocional y sepa que Dios lo ama y con él, usted es invencible.
