El 80% del planeta Tierra está compuesto por agua; el cuerpo humano está compuesto por igual cantidad de porcentaje. Somos agua.
El recurso hídrico en Panamá juega un papel determinante para el funcionamiento del Canal de Panamá. Igualmente es utilizada para el abastecimiento de las potabilizadoras que suministran el líquido de vida a casi toda la población panameña. �Estamos concientes del daño que le causamos a este elemento divino, cuando lo degradamos, lo contaminamos, lo exponemos y lo desperdiciamos, racional o irracionalmente?
El potencial hídrico de nuestro país es determinante para la producción de energía, a través de los nuevos proyectos hidroeléctricos y las concesiones de uso de aguas lacustres y fluviales. Pero, independientemente al momento actual y la importancia del líquido para el funcionamiento del país, en los Parques Nacionales y zonas boscosas de nuestro país, yace latente, gran parte del agua que en un futuro no lejano podrá abastecer al mundo, cuando en países desarrollados, el mismo esté completamente contaminado e inservible. De allí que tanto el Estado, los gobiernos y los panameños tenemos que consensuar que allí está el potencial económico del país y como tal, debemos estar claro que su conservación y buen uso debe ser prioridad y necesidad impostergable para el futuro de nuestra Nación. Igualmente, como pueblo tercermundista, hijos del istmo, bañados por los dos océanos más grandes del planeta, tenemos que dejar de infectar con basuras, los ya contaminados cinco ríos que fluyen por la ciudad capital y que desembocan en la bahía de Panamá, porque cuando se haya poblado todo el territorio nacional, y no exista espacio para sembrar los alimentos, tendremos que buscarlo en el mar, pero al ritmo de contaminación que llevamos lo que cosecharemos de él será enfermedades, virus, mutación y padecimientos.