Porfirio Marciaga Barría, de 57 años, está golpeado por la vida. En menos de cuatro meses, a dos de sus nueve hijos le ha tocado enterrar, contrario a la ley natural de la vida: "Serán los más nuevos quienes sepultarán a los viejos".
El último de sus hijos en morir fue Javier José Marciaga Cruz, de 34 años. La víctima recibió tres puñaladas en la puerta de su casa la noche del domingo por la nueva pareja de su nuera.
Fue un crimen rápido ante los ojos de sus nietos de 11 y 9 años, respectivamente, en La Esperanza Abajo, en Felipillo, comunidad del corregimiento 24 de Diciembre.
El destrozado padre intenta reponerse de su desgracia. Con ojos enrojecidos, reflexionó sobre sus pérdidas. "�Pero cómo es la vida! Usted sabe que el primero de enero de 2011, mi otro hijo, Ernesto, de 21 años, murió en un accidente de tránsito en Chiriquí, y ahora me quitan al mayor de ellos", dijo mientras alzaba los brazos buscando una explicación a su dolor.
UN HIJO SIN RESPUESTAS
Solo tiene 11 años, pero vio cómo su padrastro terminó con la vida de su padre.
La versión del niño detalla cómo se dio el crimen:
Eran pasadas las 7:45 de la noche del domingo, y Javier Alexis Marciaga Cruz llegó a la vivienda que construyó para sus hijos, la N� 87-B, ubicada en Nueva Esperanza El Bajo. Llegaba de arreglar una puerta en la casa de su padre.
De acuerdo con el testigo, su padrastro Gerardino Vergara Frías, de 28 años, se encontraba acostado en el sofá que su padre compró. El hombre veía en la televisión (que también adquirió con su dinero Javier) el programa "Canta Conmigo", que transmite Televisora Nacional Canal 2, los domingos.
"En ese momento llegó mi padre, quien le preguntó a Gerardino qué hacía él dentro de la casa. '�Tú quién eres y qué haces aquí?'. Luego se insultaron y se agarraron a puños.
Por último, Gerardino sacó un cuchillo con el que lo apuñaló en tres ocasiones: en ambas tetillas y en el estómago. Su hijo, quien vio la agresión, no dejaba de observar desde una esquina de la casa mientras su padre se desangraba en la puerta de la vivienda.
Javier y su madre, María Rodríguez, de 30 años, hacía cuatro años que se habían dejado, pues no existía comprensión por ninguna de las partes, informó Porfirio Marciaga Barría.
Ambos acordaron ante la ley que él debía darle una pensión semanal de 50 dólares por sus dos hijos: el varón de 11 años y la niña de 9 años.
Javier, como condición solo advirtió a su ex cónyuge que si quería mantener una relación con otro hombre debía hacerlo en un lugar distinto a su casa.
Según Porfirio, María fue la semana pasada a su hogar en El Progreso de Nueva Esperanza para contarle que ella había empezado una relación sentimental con el hombre que después mató a su hijo; también le dijo que iba a su casa.
Gerardino Fría se entregó y confesó que fue en defensa personal, al igual que María, aseguró César, hermano de Javier, quien negó que haya sido así, pues este fue a ver a sus hijos.
La familia de Javier recordó que era una persona pacífica. Era albañil.
