El presidente Martín Torrijos deberá tomar decisiones de trascendencia en torno a la modificación de su equipo de gobierno, sobre todo en momentos en que el ambiente electoral comienza a hacer ebullición.Estos cambios deben tener como finalidad garantizar el ejercicio democrático en las elecciones internas de su partido y la transparencia electoral en las elecciones generales de mayo del 2009.
No hacerlo así sería garantizar el fracaso de su partido porque cuando el Ejecutivo intenta manipular el triunfo del oficialismo el electorado castiga. Los votantes poseen un olfato para detectar cualquier tipo de control por parte de quienes ostentan el poder.
La historia de los fraudes en nuestro país comienza a partir del nombramiento de gabinetes destinados a servir de sostén a las jornadas electorales, distantes de los programas originales de la gestión del mandatario. Esas experiencias fueron algo común durante los mandatos del liberalismo.
Sin embargo, se han dado ejemplos que marcaron la diferencia en la realidad política - electoral panameña, como bien estableció el presidente Ernesto De la Guardia, uno de los mejores gobernantes de Panamá del siglo pasado, quien dio un ejemplo de transparencia y de respeto durante la campaña en la que el electorado eligió como mandatario a Roberto F. Chiari.
Posterior a ese proceso se dieron los vicios y desmanes que provocaron el golpe de Estado de octubre de 1968, que instaló a los militares en el poder por más de veinte años.
A pesar de contar con el poder real de las armas y los cuarteles, el proceso torrijista optó por democratizar el país. Como consecuencia fue designado como jefe del Ejecutivo Arístides Royo Sánchez y Ricardo De la Espriella como vicepresidente. El primero fue depuesto y al segundo le intentaron convencer de conformar un gabinete que favoreciera la candidatura de un famoso político que todavía se mantiene vigente en el acontecer nacional.
De la Espriella no aceptó esta imposición y fue también destituido. El final de este episodio de nuestra historia todos lo conocemos.
Se impone ahora establecer un nuevo equipo de trabajo que concrete el plan de gobierno y que sea garantía en el proceso interno del partido gobernante y en las elecciones venideras del 2009.
