Los detenidos de la cárcel pública de La Chorrera pudieron compartir un tiempo con sus familiares, luego de reanudarse las visitas.
Desde hace varios meses se habían suspendidos por las continuas riñas que se daban.
Dado el número de privados de libertad existentes en este penal se requirió de dos días para que los reclusos de las diferentes galerías pudieran estar con sus familias.
La visita familiar incluyó jornadas de juegos, además de ingeniosas competencias.
Antes de entrar al patio del penal, en donde se colocó una carpa, los familiares de los detenidos eran revisados para evitar la entrada de objetos no permitidos.
También pudieron llevarles comida a los internos, para que disfrutaran de su plato favorito.
Las personas estaban muy contentas de pasar una tarde con sus parientes detenidos.