Bien dice el dicho: "La vida de todos es prestada, Dios no las da y el dice cuando se la devolvemos".
Pero, en nuestro país existen miles de personas que viven una vida llena de desenfrenos, alcohol, drogas y el sexo sin protección.
Recientemente escuchaba la conversación de una chica, que apenas superaba los 20 años, decía que con su vida ella hacia lo que quería, que hasta el momento no había conseguido satisfacción más grande que el dinero, a parte de los lujos que le pagaban los viejos "riquillos", a quienes les tenía que entregar su cuerpo, pero eso era lo de menos porque por fin tenía dos años de vivir como siempre había querido.
Así como ella hay miles de mujeres en este país que entregan toda su vida a los apetitos de cualquier hombre con el bolsillo lleno, todo para pretender ser rica, para jugar a que está en "la high".
�Dónde queremos llegar? Es verdad que el dinero te brinda el poder de gozar de todas las cosas que siempre soñaste, pero de qué te sirve si no estás manejando tu vida de manera correcta. Cuando menos te lo esperes algo en tu cuerpo te dará el indicativo de que todo ese desorden está cobrándote una deuda, y poco a poco sentirás un vacío, del que nadie podrá sacarte, porque desde un principio te dejaste llevar por los brazos del placer, la seducción, y más que nada de la avaricia.
�Hasta cuándo le durará esta vida a las mujeres (y también muchos hombres) que se dedican a la profesión de vividoras? Lo que le dure su juventud. Cuando ya esté vieja, nadie querrá nada con ella; no tanto por su edad, sino por su reputación.
Queridos lectores, aprendan a tomar conciencia, las campañas televisivas, radiales, incluso en la prensa escrita no te inventan los problemas que enfrentan la sociedad, sino que te abren los ojos para que entiendas que la vida no es color de rosa, y que el peligro está en cada esquina.
Trata de aprovechar al máximo las bondades que te da la vida, y no te conviertas es ese ser del que todos dirán, así es la vida, pero el fabricó su propio destino.
No hay nada mejor que llevar una vida tranquila, en la que tienes que cumplir con ciertas responsabilidades, mismas que más adelante te darán el privilegio de vivir más años.
Amigos, amigas, dejen que sea Dios el que encamine tus pasos, pero trata de aprovechar los días al máximo.
