El uso de repuestos no aprobados por el fabricante de los motores, elemento que puede asociarse a la fatiga de materiales y fallas críticas de potencia, impidieron que el piloto mantuviera en el aire el helicóptero SAN-100, que se estrelló contra un edificio en Calidonia el 29 de mayo de 2008, provocando la muerte de tres panameños y seis chilenos, entre ellos, el director de Carabineros, José Alejandro Bernales.
El informe final de la investigación, divulgado por el diario "El Mercurio", revela que partes vitales de las turbinas, tales como un álabe (pequeña aspa de metal) y los inyectores, eran inadecuados para la aeronave.
"La fractura del álabe de la turbina del compresor ocurrió por fatiga, la cual se propagó aproximadamente en la parte central (cuerda media), con fractura final por sobrecarga", indica el escrito.
Los inyectores de combustible, tampoco eran apropiados para el tipo de motor del helicóptero.
El documento confirma la "falla organizacional" que derivó en el accidente. El piloto al mando de la aeronave "no estaba proeficiente en el equipo al momento del accidente, ya que (su licencia) se encontraba vencida por dos meses". Además, el copiloto no tenía la experiencia "ni el entrenamiento requerido".