La berenjena es una planta muy resistente a la salinidad y muy vigorosa, con pocos problemas de enfermedades, siendo sólo importantes los problemas derivados de la humedad excesiva, que le provoca problemas de pudrición y la mosca blanca.
El primer paso a seguir para cultivarla será comprar la semilla de la variedad elegida en una de las múltiples casas de semillas que se ubican en nuestra provincia.
Una vez conseguida la semilla, la llevaremos a un semillero, que se encargara de la siembra de la misma y de la primera fase de la planta.
El semillero nos devuelve la planta al cabo de un mes aproximadamente, así dispondremos de los plantones y los implantaremos en los sacos de hidropnico, a los que previamente habremos aplicado un riego, para humedecerlos.
Entre las variedades que se cultivan se encuentran las largas negras, redondas negras y moteadas.Reproducción y cultivo
La berenjena no resiste el frío y la humedad, por ello debemos cultivarla siempre en los meses más cálidos.
Se reproduce por semillas; se siembra en semillero protegido entre febrero y marzo (depende de las regiones), remojando las semillas previamente, y se transplantan las plántulas al terreno definitivo cuando hayan alcanzado alrededor de los 8 cm. de altura, pero siempre y cuando hayan pasado los fríos intensos.
La plantación se realiza dejando unos 50 cm. de separación entre cada planta, y en hileras separadas unos 90 cm., ya que producen un ramaje muy frondoso. El suelo más adecuado es el casi neutro (pH 6); debe ser suelto, fresco, profundo y rico en materia orgánica. Los suelos demasiado compactos son perjudiciales. La exposición, por lo ya comentado, debe ser bien soleada para evitar una excesiva humedad ambiental, que favorecería la aparición de enfermedades fúngicas y mohos. Sin embargo, las plantas nunca deben pasar sed en sus raíces, ya que se produciría un decaimiento en las hojas y la floración; el riego debe ser pues constante. Realizar escardados para evitar las malas hierbas.Recolección
Los frutos se recolectan antes de que se arruguen o amarilleen en la mata, es decir, cuando se observen tersos. La planta se rompe fácilmente, por ello hay que cortar el fruto por el pedúnculo, no tirando de él.