Ricardo Martinelli y Balbina Herrera ya cumplieron sus respectivos cierres de campañas. Fueron actos multitudinarios. Decir lo contrario sería engañarse, pero la realidad es que a estas alturas de la contienda electoral, es difícil que ese tipo de manifestaciones cambien el sentir de la mayoría de los ciudadanos. Tal vez influyan en el renglón de los indecisos, pero el grueso de la población votante ya escogió su opción presidencial.
Ojala que la fiesta democrática y la alegría que se vivió el domingo en la entrada de la Calzada de Amador y ayer en la Justo Arosemena, sea el reflejo de lo que sucederá el domingo.
Panamá debe dar una demostración de civismo y desarrollar elecciones transparentes, donde no existan dudas de la forma cómo fueron electos los nuevos gobernantes, los futuros diputados, alcaldes y representantes de corregimientos.
Después de los cierres de campaña, ahora corresponde a los partidos políticos preparar la logística para el domingo y designar a sus representantes en las diversas mesas de votación.
Los representantes de los partidos deben ser gente preparada y no improvisada; que sepa el manejo de los números y que se mantenga vigilante para ser testigo fiel de los resultados que se plasmen en cada acta de votación.
Tras largos meses de intensas primarias y una de las más ácidas campañas de los últimos años, ahora llegó la hora del pueblo, que con su voto será el que decida quiénes serán sus próximos gobernantes.