La caravana de la misión oficial gubernamental encargada de inaugurar oficialmente la cuarta base aeronaval avanza rápidamente, desafiando la gigantesca y hermosa cordillera que divide las provincias de Chiriquí y Bocas del Toro.
Unos kilómetros más al norte, ya en el poblado de Chiriquí Grande, un grupo de miembros del Servicio Aeronaval esperan bajo el ardiente sol caribeño y con hermética disciplina policial, que den inicios a los actos oficiales.
Cerca del mediodía de ayer, viernes, la apertura de la primera instalación de seguridad en el Atlántico, ubicada dentro de las instalaciones de la empresa Petroterminales de Panamá en el Puerto de Chiriquí Grande, que tiene como objetivo hacerle frente a uno de los enemigos más poderosos de los Estados modernos: el crimen organizado, ya era una realidad.
El Ministro de Gobierno y Justicia, y designado como futuro Ministro de Seguridad, José Raúl Mulino, no ocultó su emoción al inaugurar la modesta instalación, un inmueble de madera, de dos plantas, con dos cuartos y un estratégico muelle, desde donde unidades panameñas del SENAFRONT, serán los garantes de impedir que elementos criminales, como los narcotraficantes, contrabandistas y piratas modernos, utilicen las aguas panameñas como autopistas del delito.
En el discurso de inauguración, Mulino no pudo evitar resaltar nuevamente la relación que existe entre el narcotráfico y la ola delictiva que ahoga al país con el consiguiente aumento del número de homicidios.
"Cada vez que se incautan grandes toneladas de droga en el país, a la semana siguiente alguien muere ejecutado" expresó el ministro. Un secreto a voces que muchos en el país conocen, pero que muy pocos se atreven a enfrentar.