El perejil es una de las hierbas más apreciadas. Su brillante color verde, ayuda en la decoración de los platos de los que forma parte y rinda su cuota de sabor en ellos, con su ligero aroma de menta y su puntito de amargor, que le permite hacer buena pareja con el ajo, el limón, el tomate, la aceituna o el aceite de oliva. Hasta el ají, se lleva muy bien con el perejil.
Tiene la cualidad de poder germinar en casi todo tipo de clima a diferencia de sus más cercanos congéneres: el culantro y el rosemary.
Existen más de 30 variedades de perejil, pero la mayoría de la gente, las conoce solamente como las de hojas planas y las de hojas rizadas. De casi todas, se usan solamente sus hojas; pero existen un par de variedades de las que sólo se usa su tallo.
Su aroma y sabor, dependen de su frescura; la que se puede mantener, lavándose bien con agua a temperatura ambiente; luego escurrirlo y guardarlo en una bolsa plástica en el refrigerador.
Así puede permanecer hasta diez días, sin perder sus cualidades. Su clorofila, lo tipifica también como un buen refrescante del aliento.Descripción
De porte vigoroso y follaje verde intenso y abundante. Es una planta rústica, de tallos erectos, que suele alcanzar hasta 40 cm de altura. Las hojas, de color verde oscuro, poseen largos peciolos.
Estas son anchas, lisas y con bordes dentados. Son aromáticas y poseen un sabor característico muy acentuado. Suele sembrarse durante todo el año, siendo una planta de crecimiento rápido, muy productiva y muy resistente al fríoClima y suelo
Su origen es desconocido, encontrándose naturalizado en toda Europa y cuyo cultivo como condimento está muy extendido.
Aunque el perejil prefiere los climas cálidos, resiste bien el frío. En consecuencia, se puede cultivar, prácticamente en todo tipo de climas.
Si bien los suelos humíferos son los más indicados, se adapta a cualquier tipo de terreno. Prefiere los profundos, sueltos, frescos, provistos de materia orgánica muy descompuesta y limpios de malas hierbas.
En tierras ligeramente ricas en materia orgánica, que se rieguen regularmente, puede producir buenos rendimientos.
El suelo debe ser neutro, no tolerando un pH inferior a 6,5 ni superior a 8.
La buena textura del suelo se consigue con una labor profunda antes de la siembra y seguido de varias labores superficiales que lo mantengan suelto.