FAMILIA
Derecho al trabajo
Tomado de SINORAMA
El problema no se limita
a la educación: la discriminación se extiende también
al plano laboral. Cuando se pudo a disposición de los enfermos de
SIDA en Taiwan el cóctel farmacológico en abril de 1997, muchos
recuperaron la salud hasta un nivel satisfactorio, como indica el hecho
de que sus estancias hospitalarias se redujeron en número y duración,
según estadísticas del DS.
Han Sen, infectado por el virus hace 13 años, comenzó el
tratamiento en ese año; según él, aunque su dolencia
es incurable y ha de continuar con la medicación permantemente, ahora
tiene más esperanza: "Nunca estaba seguro de cuánto tiempo
me quedaba. Ahora creo que puedo hacer planes para los próximos cinco
años". Chang Wei comenta que, en el pasado, los seropositivos
preguntaban: "¿Cuánto tiempo me queda?"; ahora preguntan:
"Qué tipo de trabajo puedo hacer?". Pero las actitudes
sociales han obligado a los seropositivos a ocultar su condición,
especialmente en el trabajo. Una persona que trabajaba en el sector financiero
hubo de someterse a un chequeo médico en el hospital, y cuando su
jefe supo que estaba infectado, le despidió. Para no dar a conocer
su estado, algunos enfermos de SIDA utilizan sus días de vacaciones
para disimular sus estancias en el hospital, en vez de solicitar la baja
por enfermedad. En algunos campos, sin embargo, es difícil mantener
el secreto. En el sector hotelero y de la restauración, por ejemplo,
el reglamento sanitario obliga a un análisis sanguíneo periódico;
si la prueba del VIH resulta positiva, normalmente se notifica al jefe antes
que al paciente, y éste es despedido.
Alquilar una casa, recibir tratamiento médico, conseguir trabajo...
Los enfermos de SIDA son discriminados en cada faceta de sus vidas. Incluso
se les niegan sus derechos a la hora de la muerte. Con la excusa de no propagar
la infección, las funerarias de Taiwan no aceptan cadáveres
de enfermos de SIDA, que generalmente terminan yendo inmediatamente al crematorio.
Chang Li-yu comenta que, para evitar algunas de las dificultades a que se
enfrentan los familiares de las víctimas del SIDA, los trabajadores
sociales del hospital ponen a su disposición la capilla de éste
con el fin de realizar un breve funeral; por ello, el sepelio de muchas
de las víctimas de la enfermedad se hace en los hospitales.
En 1997 se enmendaron los Artículos sobre el tratamiento y la
prevención del SIDA para garantizar el derecho de los seropositivos
a la educación, el tratamiento médico y el trabajo. También
se aumentó la multa por violar esos derechos a un mínimo de
30.000 y un máximo de 150.000 $NT. Sin embargo, la mayoría
cree que esta revisión será objeto de gran debate pero no
está implementada. Si la sociedad sigue siendo incapaz de aceptar
a los que sufren el HIV y el SIDA, ¿de qué sirven todas las
leyes?
¿DECIRLO O NO DECIRLO?
Esta falta de aceptación por parte de la sociedad hace que los
portadores se resistan a admitir el hecho. Les cuesta contárselo
incluso a la familia y a los seres queridos, lo que dificulta la prevención
y el tratamiento. La duda de comunicarlo no es exclusiva de Taiwan, el problema
aparece en todos los países: el año pasado se aprobó
en el Estado de Nueva York una ley que estipula que si el seropositivo no
comunica el hecho a su pareja sexual, el médico tiene derecho a hacerlo.
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