Jueves 6 de mayo de 1999

 








 

 


FARC acude por primera vez a negociar la paz

Bogotá
AFP

Luego de 35 años de ininterrumpida y sangrienta lucha armada, la más antigua guerrilla izquierdista de América Latina, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxista) acude por primera vez a partir de hoy jueves a una mesa formal de negociación de paz, impulsada por el tozudo empeño del presidente Andrés Pastrana.

Pese a varios intentos realizados con gobiernos anteriores, hasta ahora las FARC no habían llegado a una etapa de negociación de paz propiamente dicha, pues los procesos fracasaron básicamente cuando se les exigió un cese del fuego.

Al contrario de esas experiencias, en esta ocasión Pastrana ha aceptado "buscar la paz en medio de la guerra", como él mismo lo ha manifestado, aunque también ha dejado saber que la primera prioridad de la negociación de paz es "humanizar la guerra" mientras se negocia su fin.

Pero las FARC ya han puesto sus cartas sobre la mesa en ese sentido al advertir que así firmen un acuerdo de paz, mantendrán las armas como "garantes del cumplimiento" de ese compromiso por parte del Estado. De alguna forma ese compromiso ya quedó sellado con el pacto suscrito la semana pasada por el gobierno de Pastrana, los líderes de los partidos y grupos políticos y el líder y fundador de las FARC, el septuagenario y mítico Manuel Marulanda ("Tirofijo"), que se comprometieron con una "política de Estado para la paz".

Así las FARC se aseguraron que de llegarse a un acuerdo de paz con Pastrana, éste se respetará y desarrollará por encima de los gobiernos futuros, toda vez que todas las partes son conscientes -así lo ha reiterado insistentemente el mandatario y el grupo insurgente-, que la consolidación de la paz será un proceso largo y que exigirá sacrificios.

Ese pacto fue el que en definitiva dio un decisivo impulso al proceso iniciado por Pastrana con las FARC, y evidentemente precipitó la decisión del grupo rebelde a iniciar la etapa de negociación formal de paz. Pese al corto tiempo transcurrido desde que en julio pasado, una vez electo presidente y aún sin asumir el cargo -en un hecho sin precedentes con sus antecesores- Pastrana viajó a la selva para entrevistarse con Marulanda y proponerle el diálogo, el camino ha sido difícil, con sobresaltos y hasta sangriento.

Con el encuentro con el jefe del principal y más beligerante ejército rebelde del país que desde 1964 lucha por instaurar un Estado socialista, Pastrana, abogado y periodista de 44 años e hijo de un ex presidente de la República, le mostró a los colombianos hasta dónde estaba dispuesto a llegar en su empeño por conseguir la paz.

Desde el pasado 7 de noviembre Pastrana le entregó al grupo insurgente -inicialmente por tres meses- el control de 42.000 km2 de las selvas del sur del país, exigidos por Marulanda como zona de seguridad para dialogar.

En efecto, en esa región se iniciaron los diálogos el pasado 7 de enero, pero 18 días después las FARC los suspendieron unilateralmente exigiéndole al mandatario una estrategia "eficaz" contra los grupos paramilitares de extrema derecha y un decidido compromiso por la defensa de los Derechos Humanos.

Para evitar que el diálogo se rompiera Pastrana tuvo que prorrogar por tres meses el plazo de la oficialmente denominada "zona de distensión", al tiempo que retiró del servicio activo a dos generales del ejército incluidos en una lista de varios miembros de las fuerzas armadas señalados por las FARC de tener vínculos con los paramilitares.

También debió rendirle a los insurgentes un informe sobre su política en contra de los paramilitares y en favor de los Derechos Humanos.

Para algunos sectores Pastrana se ha "entregado" a las FARC, al acceder hasta ahora a todas sus exigencias sin ninguna contraprestación.

Esa opinión se refleja en las encuestas que le adjudican a Pastrana una imagen negativa del 54% en escasos nueve meses de gobierno, en tanto que el 66% de los colombianos desaprueba su estrategia de paz.

Pero esos arriesgados pasos dados por Pastrana, respaldados por el gobierno de Estados Unidos pese a que en marzo pasado las FARC asesinaron en Colombia a tres de sus nacionales y a que el Departamento de Estado las incluyó en un informe de las organizaciones terroristas más peligrosas del mundo, condujeron a sentarlas por primera vez en una mesa de negociación de paz.

 

 

 






 

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