EDITORIAL
Compás de espera
A pesar de que algunos medios
de comunicación se han dado a la tarea de especular sobre las futuras
relaciones entre el nuevo gobierno de la señora Mireya Moscoso y
la adversa Asamblea Legislativa, tenemos que abrir un compás de espera
para despejar la incógnita de cómo serán realmente
los entendimientos entre la bancada mayoritariamente PRD y el nuevo Poder
Ejecutivo.
Es evidente que la señora Moscoso no debe tener ningún
temor por cuanto ella ha prometido que las leyes que enviará al recinto
parlamentario serán a beneficio del pueblo y por lo tanto ningún
legislador de la facción parlamentaria oposicionista se irá
contra los proyectos leyes que tiendan a beneficiar al pueblo. Nadie en
su sano juicio nadaría contra la corriente, adversando a un proyecto
de contenido social y popular.
Los panameños debemos estar conscientes de que esta nueva legislatura
no debe ser de confrontaciones, sino de armónica colaboración.
Los políticos deben pensar más en Panamá y no en los
partidos que contribuyen a deteriorar el sistema. La oposición debe
ser constructiva y el fin del milenio es oportuno para que se desarrolle
esta actitud. Los panameños debemos superar los tradicionalismos
y traumas del pasado que estancaron a esta nación.
Hay muchos problemas como la remoción de miembros de la Junta
Directiva del Canal, que merecen prioridad, además, los endémicos
de Salud, Educación y del Organo Judicial incluso, están las
demandas no satisfechas de los gremios obreros y profesores que fueron promesas
hechas durante la campaña política. Aparte de la pesadilla
que son las tarifas eléctrica y telefónica, está el
compromiso de revisar las concesiones administrativas otorgadas a empresas
que no han dado solución a la autoproclamada "modernización"
del sistema de luz y teléfono.
Debemos mirar hacia delante para no quedarnos atrás y éste
no es el momento de recriminar sobre quién tuvo la culpa que Martín
Torrijos no llegara a la presidencia de la República. Si fue la cúpula
del PRD o el mismo candidato, eso ya es extemporáneo. Así
mismo los análisis trasnochados sobre si los arnulfistas votaron
en plancha o no, ya eso es cosa del pasado. Los panameños debemos
adoptar una actitud madura acorde con los tiempos y no estarnos lamentando
de lo que pudo haber sido.
Panamá es la prioridad uno. Debemos dejar las congojas del
pasado y enfrentarnos al porvenir. Sólo así lograremos echar
hacia delante esta patria que necesita del concurso de todos sus buenos
hijos.
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