Miles de integrantes de medio centenar de organizaciones populares de Paraguay marcharon ayer por las calles de Asunción para exigir al jefe de Estado, el ex obispo Fernando Lugo, el cumplimiento de sus promesas electorales.
La plataforma, integrada por 45 organizaciones sociales, congregó a unas 3000 personas que tras reunirse en varias plazas de la zona céntrica realizaron una marcha que fue cerrada con un mitin ante la sede del Parlamento.
La protesta, en la que no se registraron incidentes y que ha generado atascos en las horas de mayor tráfico de vehículos, fue custodiada por una férrea medida de seguridad desplegada por alrededor de 2500 policías.
"Lo importante es garantizar el derecho de manifestación y de terceros", dijo a los periodistas el viceministro de orden y seguridad del Ministerio de Interior, Carmelo Caballero, quien indicó, además, que han instalado varias cámaras de vídeo en las plazas aledañas al Congreso para realizar un seguimiento de la protesta.
Felipe Cabrera, uno de los dirigentes de los "sin techo", acusó a Lugo, que asumió en la Presidencia el 15 de agosto de 2008, de "traidor" y "mentiroso", al momento de reiterar el pedido de destitución de Pablino Cáceres como secretario de Acción Social, organismo que se ocupa de los reclamos de ese sector.
Además de esas agrupaciones, participaron en la movilización gremios de docentes, pequeños productores agrícolas, indígenas, camioneros, taxistas y la asociación de consumidores, entre otros.
Los manifestantes exigen a Lugo una rebaja del precio de los combustibles, de la electricidad, el veto a un proyecto de descentralización administrativa en estudio en el Congreso y asistencia crediticia para la renovación de la flota de taxis de la zona capitalina, entre otras demandas.
Asimismo, piden la destitución del responsable del organismo aduanero, de lucha contra el contrabando y del titular de la entidad que supervisa el sistema de transporte en el área metropolitana.
VOLUNTARIAS
Durante la manifestación, cuatro mujeres de grupos de "sin techo", como se denomina en el país a los ocupantes ilegales de propiedades, se ofrecieron como voluntarias para ser atravesadas por clavos en las palmas de sus manos.