El estado brasileño de Sao Paulo vivió ayer su primera madrugada de relativa tranquilidad desde la noche del pasado viernes, cuando las organizaciones criminales lanzaron una ofensiva que ha dejado al menos 86 muertos, entre ellos 49 policías.
Según un balance parcial de las autoridades, la policía por primera vez no registró bajas en sus filas desde que se convirtió en blanco de los pistoleros, en tanto que cinco personas supuestamente vinculadas a los ataques murieron en enfrentamientos.
Aunque versiones de prensa aseguran que 19 delincuentes fueron muertos en enfrentamientos con la policía entre la noche del lunes y la madrugada del martes, 14 de ellos supuestamente vinculados a los ataques, los datos oficiales dan cuenta de cinco criminales muertos.
Las rebeliones carcelarias, que llegaron a extenderse a 73 presidios, estaban totalmente controladas, en tanto que los ataques a comisarías, autobuses se redujeron sensiblemente.