La erupción volcánica más devastadora en la historia de Estados Unidos ocurrió un 18 de mayo de 1980 en el Estado de Washington. En una explosión monumental, el monte St. Helens hizo una erupción lateral que produjo el mayor deslizamiento de tierra registrado en la historia, y liberó un flujo piroclástico que devastó 30 kilómetros cuadrados de bosque, matando a 57 personas y causando daños económicos por 3 mil millones de dólares.