MENSAJE
¿Para qué sirve escribir?
- Hermano Pablo,
- Costa Mesa, California
¿Cómo es posible
que ustedes se pasen tanto tiempo dibujando en esos finísimos pliegos
de madera? - le preguntó indignado un indígena a un español
durante la época colonial-. ¿Acaso no tienen nada más
que hacer?
- Te parece inútil que escriba sobre esta hoja de papel porquen
o sabes para qué sirve, ¿verdad? - le contestó el
español.
- Bueno -replicó el indígena-, no sirve para cazar animales,
ni para comer ni para adornarse el cuerpo. ¿Para qué sirve
entonces?
- Pues para contar los hechos a quienes no los han presenciado. Dime
algo que nadie más que tú sabe, y verás- lo invitó
el escritor.
- Está bien. El invierno pasadom i madre estaba en el campo, y
murió en una tempestad de nieve.
El español escribió esto en un papel, se lo entregó
al analfabeto y le dijo que se lo mostrara a otro escritor al lado opuesto
del campamento. Tan pronto como lo hizo, el otro escritor leyó: "El
invierno pasado tu madre estaba en el campo, y murió en una tempested
de nieve". ¡Fue tal el asombro del pobre indígena que
casi se muere de espanto! Pegó un grito y se postró en tierra,
aturdido por el poder increíble que poseían aquellos hombres
barbudos.
En la actualidad nos cuesta trabajo ponernos en el lugar de aquel indoamericano,
que bien pudo haber vivido en la entonces Nueva España y Guatemala,
pues ya hace mucho que los que no saben leer por lo menos saben lo que se
están perdiendo. No obstante, según los datos del Ministerio
de Educación de Guatemala, hasta diciembre de 1998 cerca del 35 por
ciento de la población guatemalteca no sabía leer ni escribir.
Lamentablemente, el problema se acentuaba en las mujeres, pues sólo
el 43 por ciento de ellas tuvo acceso a los programas de alfabetización,
frente al 63 por ciento de varones, según los datos divulgados en
1995.
De modo que desde la llegada de Colón a nuestras tierras hace
más de cinco siglos, los colonizadorse no han logrado alfabetizar
con equidad a la población. Esta triste realidad se hace aún
más lamentable como tomamos en cuenta que nuestro Padre Celestial
siempre ha querido que todos leamos y escribamos, no sólo porque
desea lo mejor para sus hijos, sino también porque quiere contar
personalmente los hechos a quienes no los han presenciado, es decir, la
buena noticia de Jesuscrito su Hijo y los hechos de los apóstoles
que los siguieron. Y todo esto nos lo ha legado en diversas traducciones
de la Biblia, que llega a ser su carta de amor que quiere que leamos, amor
al que quiere que correspondamos, no sea que en nuestro caso la muerte de
su Hijo por nosotros haya sido en vano.
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