Aprovechamos el día de ayer para trasladarnos acá en Alemania hacia la bella ciudad de Dusseldurf, un lugar donde la elegancia que impera es su principal característica.
Este lugar es sinónimo de belleza, y no lo digo yo, lo dicen los que han visitado su casco antiguo y su gran cantidad de restaurantes. Un clima agradable me recibió en este lugar donde mañana el panameño Anselmo "Chemito" Moreno intentará hacer historia al convertirse en el campeón mundial número 25 que ve nacer la tierra del Canal de Panamá.
Fue un día más que nada de turismo, pero siempre pendientes de la última libra que quedaba por sacarse el retador panameño para su compromiso de esta mañana.
El combate está lleno de expectativas, tanto para los alemanes, como de los pocos panameños que estamos acá a la espera de este gran día.
Ayer fue un día de rutina para "Chemito" Moreno, quien volvió a entrenar de manera ligera. Solamente hizo media hora de soga, y en la noche, después de haber cenado, terminó de sacarse en el mismo Hotel Resindez Oberhausen las últimas onzas para quedar en 118, peso pactado del combate.
A los panameños que estaban esperando esto, pues ya les digo que el "Chemo" está en el peso y cenó como de costumbre, sin restricciones. Comió algo ligero: vegetales, algo de pollo y agua.
Ya el trabajo está hecho y solamente a la espera de pesarse hoy y subir mañana al entarimado para destronar al campeón gallo de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), el ucraniano Wladimir Sidorenko.
Reiteramos que todo anda en orden acá y en la recta final de lo que representa este combate titular para la historia del boxeo panameño.
Hoy es viernes y se acerca la hora que muchos esperan, tanto en Panamá como acá en tierras teutonas.
Suerte al "Chemo", que prometió llevar el domingo la faja puesta a Panamá.
De seguro que tendremos una enorme caravana, porque confío en que "Chemito" se llenará de gloria por cualquiera de las dos vías.
Eso si, la caravana terminará en El Martillo, en San Miguelito, barrio del popular "Chemito".