El �rgano Ejecutivo y el Acalde de la capital, Bosco Ricardo Vallarino, chocaron nuevamente por la inminente creación de una autoridad a nivel nacional para manenar el aseo urbano, la cual relevaría a los municipios del país de esta responsabilidad.
Vallarino ha advertido su descontento con los planes del Ejecutivo, señalando que no es la "mejor ruta" para solucionar el problema. Dos cosas son ciertas: primero, que de concretarse la creación de la autoridad, se estaría despojando al municipio capitalino del 40% de sus ingresos, provenientes de las recaudaciones por tasa de aseo.
Segundo, todas las administraciones alcaldicias hasta ahora, incluyendo la actual, han demostrado ser malas cobradores, al no poder recolectar eficientemente la tasa de aseo. Las morosidades de más del 90% que se registraban hasta hace dos meses no se acumularon de un día para otro, sino que fue la suma de malos pagadores y malos cobradores a lo largo de los años.
La tendencia mundial es a la descentralización del poder, lo que implica dar mayores tareas a los municipios, siendo la disposición de los desechos sólidos una de las principales.
Pero en el caso de Panamá, esto no ha funcionado, y la crisis de la basura no había degenerado tan gravemente sino hasta este año, al punto que el gobierno central tuvo que intervenir directamente en la recolección.
Lo que interesa a la población es que se resuelva, sin importar quién se lleve el crédito. Si la autoridad de aseo urbano es o no la solución, eso está por determinarse; pero de lo que sí se puede estar seguro es que no ha sido efectiva la forma en que se ha tratado este problema hasta hoy. No se puede recolectar la basura de la forma en que estamos acostumbrados. Simplemente, no funciona.