Después de escuchar al Presidente de Panamá, me dieron ganas de dormir.
Sería un sueño de esperanza, de optimismo por mejores días para mi patria.
Eso sí, tendría que dormir por los menos tres años...
No me puse a pensar qué haría con mi trabajo de profesor y escritor de estos artículos. Lo importante era despertarme en un Panamá mejor, el país que queremos y merecemos.
Todo ocurrió cuando el mandatario del cambio (?) dijo que le pedía a los panameños tres años para acabar con la inseguridad.
Conversando con varios conocidos me dijeron que tres años es un plazo muy largo. Y pueden ocurrir muchas cosas en este tiempo.
Imagino la cantidad de asesinatos, ejecuciones, secuestros express, robos y asaltos, violaciones, etc. que tendremos que sufrir mientras pasan esos benditos tres años.
Ya este Gobierno va a cumplir un año. Si le sumamos tres más, tendremos cuatro años. Casi todo el período de la administración por la cual votó el sesenta por ciento de los electores.
Dirán algunos que hay que ser optimistas. Por lo menos se ha puesto "una fecha de cumpleaños" para acabar con el peor mal que sufre Panamá.
Los que hemos vivido varias administraciones podemos recordar promesas parecidas.
Las manos "suaves" y "duras" inventadas por otros Gobiernos para acabar con la delincuencia, fracasaron. �Ahora no puede suceder algo parecido?
Todavía recuerdo la promesa del señor Martín Torrijos de poner a Panamá "en el primer mundo". Añada el chiste de "se acabaron los diablos rojos". Y por supuesto, los dos mandatarios anteriores fallaron en darnos un país con menos delincuencia.
Mientras esperamos los tres años para que termine la inseguridad, seguiremos viviendo con miedo, encerrados en nuestras casas-cárceles".
Hemos dejado de asistir a actos culturales y restaurantes por la noche, para evitar ser víctimas de asaltos.
Tenemos miedo cuando nos dirigimos al hogar y no creemos en los policías. Es que los maleantes se disfrazan de "pacos" para cometer sus fechorías.
Seguiremos horrorizándonos ante las ejecuciones, especialmente cuando cortan en pedazos los cuerpos...
�Ay, señor Presidente!, No sé qué pensarán ustedes, amigos lectores, pero para mí tres años �son muchos...!