Panamá acaba de obtener grado de inversión de tres calificadoras, las finanzas públicas están saludables y el país disfrutaba de una relativa calma, por lo que resulta inexplicable el proyecto incendiario para reformar tres códigos y seis leyes, que para colmo de males lo aprueba a la brava una mayoría de diputados oficialistas incapaces de levantar una voz sensata para decir: eso no está bien.
En un proyecto que debió ser para el desarrollo de la aviación se cuelan reformas para eliminar prácticamente el derecho a huelga y los estudios de impacto ambiental en proyectos de interés social y se le da carta blanca a los policías que puedan violar las leyes en el ejercicio de sus funciones.
Sin mayor discusión ni participación se aprueba en primer y segundo debate el proyecto y los funcionarios que defienden la propuesta piensan que el resto de los panameños somos unos badulaques.
Dar carta blanca a los policías, es como legalizar el homicidio y es una aceptación de incapacidad de las autoridades para resolver la grave crisis de inseguridad que se vive el país. Cuál será ahora la estrategia: �salir a matar a todos los maleantes? Por favor, en otros lares ese tipo de iniciativas sólo han servido para la creación de escuadrones de la muerte, que primero comienzan neutralizando a delincuentes y luego como les gusta el nuevo oficio van en contra de cualquiera.
Es incomprensible que ningún elemento pensante en el gobierno sea capaz de advertir que situaciones como las que encierra ese proyecto no son aceptables en democracia; es como si todo el oficialismo: ministros y diputados se agarraran de las manos camino a un principio y todos van alegres y aplaudiendo. �No jueguen con la paciencia de un pueblo!