Monseñor
McGrath, un hombre valiente
Antonio Pérez M.
Crítica en Línea
Monseñor
Marcos Gregorio McGrath demostró ayer que es un hombre
valiente. A pesar del mal de Parkinson que lo aqueja se presentó
a la misa de acción de gracias por sus 50 años
de servicio a Dios.
Entró a la Iglesia de Piedra San Juan Bautista de La
Salle en silla de ruedas, ayudado por dos enfermeras y a pesar
de sus limitaciones se puso de pie, tomó el micrófono
y por casi 15 minutos luchó para poder dirigirse a su
pueblo, pero no pudo. Todos lo comprendimos.
Quien leyó el mensaje del exarzobispo fue el padre
Pío Jiménez, que en uno de sus párrafos
decía: Si en algo les fallé, pido perdón
a Dios y a ustedes. McGrath agradeció a Dios, a
su madre Louise Renauld, a sus superiores que lo educaron en
el evangelio y a sus compañeros de clase.
También pidió a Dios que en el ocaso de su vida,
le dé el Espíritu Santo para completar el camino
que le ha preparado.
En la ceremonia religiosa presidida por el arzobispo José
Dimas Cedeño hubo muestras de aprecio de todos para una
figura que sembró templos en Panamá.
Dimas Cedeño durante la homilía dijo que Marcos
Gregorio McGrath fue un mártir, en un periodo que nadie
quiere recordar. Fue atacado, sufrió muchos sinsabores
e incomprensiones durante su vida al servicio de la Iglesia.
El arzobispo resaltó que McGrath sigue siendo un estímulo
para todos y aunque vemos que se está desgastando, su
sola presencia aquí, es un símbolo de hombre valiente.
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Entró
a la Iglesia de Piedra San Juan Bautista de La Salle en silla
de ruedas, ayudado por dos enfermeras y a pesar de sus limitaciones
se puso de pie, tomó el micrófono y por casi 15
minutos luchó para poder dirigirse a su pueblo, pero no
pudo. Todos lo comprendimos.
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