FAMILIA
Una inquietante campaña por la legalización ¿Penalizar
o no la droga?
(Tomado de Tiempos del Mundo)
Argumentando que décadas
de esfuerzos no han hecho nada, o han hecho muy poco, para contener el flujo
y consumo de narcóticos, un movimiento apoyado monetariamente por
el financista internacional George Soros lleva ya tiempo predicando la idea
de que la solución es la "descriminalización" de
su uso, alegando que esa sería la mejor manera de acabar con los
barones de la droga y los perniciosos efectos políticos y sociales
de sus actividades ilegales. Pero la intensa promoción reciente de
esa "guerra contra la guerra a las drogas" ha provocado una igualmente
intensa condena de sus nocivas consecuencias.
Hace varias semanas las Naciones Unidas convocó una sesión
especial para encarar una lucha contra las drogas que vaya más allá
de los mayormente fracasados esfuerzos de interdicción del narcotráfico
por la vía policial o de los fútiles intentos de persuadir
y perseguir a los usuarios de drogas, lanzando la idea de un proyecto de
vasto alcance para eliminar su producción mediante la creación
de incentivos económicos para que los productores de su materia prima
se dediquen a otros cultivos. Simultáneamente, el movimiento que
piensa que el azote de las drogas puede eliminarse mediante la legalización
de su venta inició una vasta y costosa campaña para promover
aun más su idea.
El mismo día en que la Asamblea General de la ONU inauguraba una
sesión especial para tratar el nuevo proyecto para la lucha contra
las drogas, en todos los diarios más importantes de Estados Unidos
aparecieron anuncios de página entera en que -a un costo total de
varios cientos de miles de dólares- se proclamaba que "la guerra
global contra las drogas está actualmente causando más mal
que el abuso de las drogas mismo", con las firmas de 500 figuras prominentes
reunidas por una organizacion, The Lindesmith Center, bancada por el financista
internacional George Soros, quien no hace mucho costeó también
en California la campaña por la que se aprobó en un referéndum
la legalización de la marihuana para "usos medicinales",
con el argumento de que "prohibiciones punitivas" deben ser abandonadas
en favor de enfoques basados en "el sentido común, la salud
pública y los derechos humanos".
LO QUE LA CARTA NO DICE
Esta carta con 500 firmantes es en su mayor parte un manifiesto incoloro
repleto de los lugares comunes necesarios para atraer firmas tan diversas
como la del ex secretario general de la ONU Javier Pérez de Cuellar,
el ex secretario de Estado de los Estados Unidos George Shultz, el economista
Milton Friedman, el novelista alemán Gunter Grass, el activista católico
Ivan Illich y el escritor mexicano Jesús Silva Herzog. Pero en él
no aparece para nada el término "legalización" ni
se menciona a la cocaína, la heroína, la marihuana, las metanfetaminas
o las llamadas "drogas diseñadas".
Los criticos de la posición auspiciada por este movimiento de
legalización de las drogas alegan que la noción de que el
uso de drogas en tanto un derecho humano como un impulso incontenible es
inmoral en su esencia, al sugerir que algunas vidas humanas no merecen ser
salvadas del flagelo de la adicción.
Presión arterial adecuada es
clave para la buena salud
La presión arterial
está compuesto por la presión sistólica, o la presión
que ejerce el corazón cuando bombea la sangre hacia el cuerpo, y
la presión diastólica, que es la resistencia que ofrecen
las arterias al paso de la sangre. Una presión sistólica
normal mide 120 mm y la presión diastólica normal mide 80
mm. En ocasiones, las paredes de las arterias se ponen gruesas o se les
acumula grasa, y la sangre encuentra más resistencia para poder
pasar. Se considera hipertensión cualquier medición sistólica
por encima de 140 mm y diastólica mayor de 90 mm.
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