Dos goles de Juan Román Riquelme a los 68 y 81 minutos tornaron anoche imposible la misión del Gremio en su estadio colmado con 55.000 aficionados y dieron al Boca Juniors el sexto título de la Copa Libertadores en el partido 200 de su vigésima participación, con un triunfo sin discusión por 2-0.
Pudo ser una goleada idéntica al 3-0 de hace ocho días en La Bombonera de no haber sido porque Martín Palermo desperdició a los 84 minutos con un remate desviado un penalti que él mismo sufrió en un mano a mano con su compatriota y ex compañero de equipo Rolando Schiavi.
Ayer, como el miércoles pasado en Buenos Aires, la superioridad sideral abierta por el conjunto argentino sobre el brasileño fue culpa de Riquelme.