ABRACADABRA
"La
mala imagen de la Asamblea"
"No
son los periódicos, ni las emisoras de radio, ni las televisoras,
ni los periodistas, ni los comentaristas políticos los
culpables de la mala imagen de la Asamblea"
Carlos Guevara Mann
Colaborador
La Asamblea
es el principal órgano del Estado, pero existe la opinión
generalizada de que el comportamiento de la mayoría de
sus miembros es vergonzoso y que es nulo su aporte al afianzamiento
del sistema democrático.
Los legisladores culpan a los medios de comunicación
por el desprestigio en que está sumida la Asamblea. Los
últimos en recurrir a esta fábula fueron Gerardo
González y César Pardo, ambos legisladores del
PRD.
De acuerdo con El Siglo (2 de julio), Pardo adujo que como
las actividades de la Asamblea son públicas, televisadas
y transmitidas por radio, toda la ciudadanía se entera
y hace comentarios acerca del trabajo legislativo. Por eso, sostuvo
el legislador penonomeño, la Asamblea es un órgano
tan criticado.
Como nos descuidemos, lo próximo que aprobarán
los legisladores será una ley que prohíba a los
medios cubrir sus sesiones. Propondrán que todo se discuta
en secreto, para que nadie se entere de las interioridades de
la dinámica legislativa.
No son los periódicos, ni las emisoras de radio, ni
las televisoras, ni los periodistas, ni los comentaristas políticos
los culpables de la mala imagen de la Asamblea. Son sus propios
integrantes, que se llaman a sí mismos "honorables",
como si la honorabilidad fuese una virtud que se posee automáticamente,
por el mero hecho de ser legislador.
Sus emolumentos ascienden a 7 mil balboas al mes pero se pavean
de las sesiones. Como bien lo dijo Emma Mendoza, profesora universitaria,
"el que no cumple con su jornada de trabajo y cobra por
ello, se apropia de un dinero ajeno, en otras palabras: roba"
(El Panamá América, 2 de julio).
Para promover su reelección crearon, desde el tiempo
de los militares, las funestas "partidas circuitales",
que manejan a su antojo, sin fiscalización alguna. Bajo
este gobierno las han quintuplicado y las entregan en calidad
de "donaciones", como si el dinero les perteneciera
a ellos y no al pueblo panameño.
También las utilizan para la rebusca. Los periódicos
de los últimos años están llenos de denuncias
sobre el uso indebido de fondos públicos por parte de
los integrantes de la Asamblea.
Se rumora que el dinero de las partidas y otros recursos del
Estado sirven para construir residencias palaciegas, mejorar
propiedades privadas, adquirir grandes fincas, regalar automóviles
a parientes y apadrinar matrimonios de sobrinas.
Como Mireya Moscoso se comprometió a eliminar las partidas
circuitales, los legisladores ahora se han sacado de las mangas
una "autonomía financiera" que, según
esperan, les asegurará el usufructo de un porcentaje fijo
del presupuesto nacional. Emplearán ese dinero, que algunos
han estimado en más de 50 millones de balboas, como les
dé la gana, en mayores partidas y nombramientos de botellas
en la planilla de la Asamblea (El Panamá América,
28 de junio).
Esto lo aprobaron la semana pasada los legisladores del PRD,
en componenda con los de Solidaridad, Liberal Nacional y los
disidentes arnulfistas conocidos como "saltamontes".
Así, garantizan que sigan en la papa los que no fueron
reelectos.
Ya se organizaron con este propósito. Próximamente,
veremos nombrados de "asesores legislativos", con jugosos
salarios, a los miembros de la recientemente fundada "Asociación
de exlegisladores". Mientras tanto, el pueblo que se coma
un cable.
Para institucionalizar la vagancia y el abuso de los recursos
del Estado, convinieron en permitir el inicio de las sesiones
legislativas con la presencia de tan sólo una cuarta parte
de los legisladores, o sea, 17 de 71.
Y, no contentos con haber apoyado, a lo largo de 5 años,
cuanta iniciativa nefasta les presentó el Ejecutivo, le
acaban de otorgar facultades extraordinarias, para que haga y
deshaga en los últimos 56 días que le quedan en
el poder.
Con semejante historial, ¿cómo no va a tener
mala imagen la Asamblea?
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