Se dice que los panameños somos naturalmente escandalosos. Somos dados a hablar en voz alta, reaccionar exageradamente al mínimo estímulo, y reírnos con sonoras carcajadas. Nuestras celebraciones son siempre eventos en que el equipo de sonido tiene la perilla del volúmen en 10, y hasta en los entierros la gente grita a todo pulmón.
Pero con todo y nuestras características, hay ciertas unidades que van más allá de todos los parámetros. Y encima de eso, son inoportunos en su escándalo.
Tal vez por eso sea que el tema de los escandalosos que atormentan los oídos de sus vecinos es uno que periódicamente vuelve a esta columna.
Las diferentes barriadas y comunidades se caracterizan por tener siempre entre sus residentes, a los típicos vecinos escandalosos.
Estos personajes se destacan por su extrema sociabilidad que se manifiesta principalmente, durante los fines de semana cuando en sus hogares nunca falta alguna reunión o fiesta, pero con el pequeño detalle de amenizar con una música a un volumen que raya en lo estridente.
Esta clase de vecinos, mantiene en vela a todo el vecindario, sin tomar en cuenta el descanso de los demás y lo peor es que muchas de las fiestecitas terminan con espectáculos y escándalos que dejan mucho que decir en el lugar. La situación se agrava aún más si se trata de edificios de apartamentos.
Cuando no se celebra una fiesta, el peculiar individuo se encarga de convertir su carro o casa en verdaderas "discotecas residenciales" para demostrar a sus vecinos que posee un equipo de sonido de alta tecnología.
La buena convivencia es esencial dentro de una barriada, urbanización, edificio o área residencial donde todos los moradores deben pensar que sus comodidades nunca deben importunar a sus vecinos, porque de lo contrario, demostrarían que no son en lo mínimo, buenos ciudadanos.
Recordemos todos que el prójimo merece el mayor de los respetos porque necesita tiempo para su tranquilidad y momento para conectarse con el mundo espiritual.
�Qué ganamos con hacer un escándalo en casa? �Será que creemos que estamos en una competencia de equipos de sonido o vamos a romper un récord?
Ni una ni la otra. Los bulleros ya están acostumbrados a lidiar con el ruido, aunque éste le destruya sus oídos, por ello, pido un minuto de silencio por aquellas víctimas del ruido, la bulla, la gritadera, los escándalos, etc...
