Extraer con los labios y la lengua el lí�quido o jugo de una cosa, es la definición más entendible de la palabra "chupar", un verbo que conjugamos todos los que hemos ido a los bancos a realizar transacciones.
�Qué hay de malo en chupar? En realidad no es malo hacerlo. Causa placer a los hombres y a las mujeres lo que se lleva a la boca. En este caso vamos a referirnos únicamente a las pastillas con diferentes sabores que colocan en los puestos de atención al cliente de casi todos los bancos.
La mayorí�a de las entidades bancarias han tomado la iniciativa deliciosa de colocar bomboneras repletas de golosinas. Esta es una rica manera de chupar algunas veces la "rabia" por la espera y la mala atención que recibimos de parte de personas sin capacitación, pero en cierta forma mitiga también el hambre a aquellos que acuden a realizar sus operaciones en su hora de almuerzo. He aquí� la posible causa del por qué esas pastillitas se acaban tan rápido como las ponen en esos espacios.
�Hambre? �Vicio? �Placer? �GADEJO (ganas de joder)? No sabe sabe por qué, pero lo cierto es que se han visto casos de personas que abiertamente se acercan donde están las pastillas, abren lo más que puedan sus manos y agarran -como pinzas- la mayor cantidad de golosinas para meternas en sus carteras. Usualmente son las mujeres las que hacen esto por las facilidades que tienen por sus grandes bolsos. Los hombres siempre toman dos o tres. Ellos no tienen carteras enormes ni bolsillos para llevar pastillas a sus hijos.
LLevarse las golosinas de los centros de atención al cliente no es pecado. No tiene nada de malo tomar una. Lo criticable es abusar de la bondad de las instituciones que quieren endulzarle la vida a sus clientes.
Si usted es de esas o esos, tenga un poco de vergí�enza y deje esa alelasón y compórtese como una persona seria que tiene sus sentidos y habilidades mentales afinadas.