ABRACADABRA
"Ministerio
Público vs PTJ"
"Los
procuradores, el jefe de la PTJ y otros altos funcionarios públicos
que ejercen cargos técnicos deben nombrarse POR CONCURSO"
Carlos Guevara Mann
Colaborador
Lo medular del
pugilato entre el procurador y el jefe de la PTJ no es quién
tiene la razón. El procurador es el superior jerárquico
del director de la PTJ, aún después de la reforma
de la ley orgánica de esta institución, que dio
a la Corte Suprema la potestad de nombrar y destituir al jefe
del organismo de investigación judicial.
(Esa reforma, inspirada por el deseo del saliente de extender
sus tentáculos hasta el seno mismo de la PTJ, también
prolongó el período del director de la PTJ a 7
años. Así contribuyó la aplanadora perredista
en la Asamblea al debilitar aún más el sistema
democrático. Y en el altercado del jueves tenemos un ejemplo
adicional de las funestas consecuencias del estilo político
toresco, que reduce los asuntos de Estado a la gratificación
del ego desenfrenado del mandamás de turno.)
La falta de profesionalismo, la ausencia de civismo, la corrupción
que penetra todas las instancias del engranaje estatal y menoscaba
las instituciones fundamentales de la República, como
lo es el Ministerio Público, eso es lo medular de la pugna
vergonzosa que escenificaron Sossa y Moncada. Hay que exigir
que se superen estos defectos y el gobierno de Mireya Moscoso
-aún maniatado como está por el sucio sabotaje
del PRD- debe responder a esas exigencias con medidas inteligentes.
El Ministerio Público y su dependencia, la PTJ, son
instituciones fundamentales porque su propósito es contribuir
al cumplimiento del mandato principal de proteger la vida, honra
y bienes de los ciudadanos. El artículo 17 de la constitución
recoge ese mandato, en cuyo desempeño corresponde al Ministerio
Público investigar los delitos cometidos, solicitar el
castigo de los culpables y defender los intereses del Estado.
Para ello, se supone, cuenta con el auxilio de l PTJ.
Esto dice la teoría constitucional. En la práctica,
la dictadura de los militares y el PRD convirtió al Ministerio
Público en un apéndice de los cuarteles para proteger
los negociados de los gorilas y sus socios civiloides. Nada le
importaba la protección de los derechos de los ciudadanos
ni los intereses del Estado.
Cuando cayó ese régimen oprobioso, se esperaba
que el nuevo gobierno promoviera el mejoramiento del Ministerio
Público. Sucedió lo contrario, gracias a nombramientos
inconvenientes de individuos ligados a la dictadura, sin capacidad
ni credibilidad para llevar a cabo las reformas necesarias, que
llegaron al cargo gracias a conexiones políticas y personales.
Motivos similares explican el nombramiento del actual procurador,
cuyas vinculaciones al círculo presidencial son de todos
conocidas. En cuanto al director de la PTJ, todos sabemos a quién
responde. Nada de patriotismo, civismo ni virtud ha habido en
el desempeño de sus funciones, como lo demuestran tantos
casos en que se han visto involucrados la PTJ o el Ministerio
Público, entre ellos, con mucha notoriedad, el de los
narcocheques donados a la campana perredista en 1994.
La PTJ y el Ministerio Público sólo comenzarán
a mejorar cuando ambas instituciones sean dirigidas por individuos
talentosos y honrados. Para procurar la designación de
funcionarios que posean estos atributos hay que cambiar el método
que se emplea para nombrarlos.
Los procuradores, el jefe de la PTJ y otros altos funcionarios
públicos que ejercen cargos técnicos (entre ellos
los magistrados de la Corte Suprema y el Tribunal Electoral,
el Fiscal Electoral y el Contralor General de la República)
deben nombrarse POR CONCURSO. Este concurso debe ser público,
transparente, democrático y abierto a todos los ciudadanos
y ciudadanas que posean méritos para ejercer el cargo.
Hasta tanto no dispongamos la designación de los altos
funcionarios mediante concursos de méritos, ni el Ministerio
Público ni la PTJ mejorarán. Esa es una reforma
fundamental que tenemos que llevar a cabo durante el próximo
período de gobierno.
|