MENSAJE
Pero había oxígeno
Hermano Pablo
Costa Mesa, California
El mar de la China se encontraba
turbulento. La noche estaba oscura y borrascosa. La navegación en
la bahía de Jiaozhou se hacía peligrosa.
Una gran draga, que había estado trabajando en la bahía,
luchaba con las olas y los vientos. De pronto, la embestida: en la oscuridad
y en la confusión, un carguero chocó contra la draga, y ésta
se hundió en contados minutos.
Todos los tripulantes, menos uno, murieron. Zhang Shutong, de 36 años,
maquinista de la draga, quedó encerrado en una cabina. La cabina
perdió su luz y su agua. No tenía alimentos ni calor ni comunicación.
Era una verdadera tumba. Pero dentro de su encierro -encierro hermético-
había oxígeno.
Zhang sobrevivió así tres días, a 22 metros de profundidad,
con la embarcación volteada, quilla para arriba. La bolsa de aire,
el imprescindible oxígeno vital, lo mantuvo con vida hasta que pudo
ser rescatado.
He aquí otra historia de salvación marina. Es posible pasarse
muchos días sin comer. Es posible también pasarse varios días
sin agua. Es posible estar aislado, sin comunicación con los semejantes,
durante semanas o meses. Y es posible sobrevivir en densa oscuridad.
Es también posible vivir sin radio, sin televisión, sin
electricidad, sin auto, sin casa, sin reloj, sin teléfono, sin cuenta
bancaria, sin título de propiedad. Podemos vivir sin teatros, sin
circos, sin cines, sin espectáculos deportivos, sin cigarrillos,
sin licores, sin drogas. En otras palabras, podemos vivir sin la mayoría
de las cosas que nosotros consideramos indispensables para la vida, pero
sin oxígeno nuestro cerebro no vive sano ni tres minutos.
De igual manera, si hemos de tener una vida sana y equilibrada, una vida
de paz y de satisfacción, es imposible sin Dios. Jesucristo es el
oxígeno espiritual que le da vida verdadera a nuestra existencia.
Cristo es nuestra fuerza espiritual, y esa fuerza es para el alma lo
que el exígeno es para el cuerpo. No trate de vivir sin Cristo. No
hay quien pueda tener salud espiritual, paz en el alma y esperanza de vida
eterna, sin Cristo. Invitémoslo hoy a ser nuestro Oxígeno
espiritual.
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| CULTURA |
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