Para estos días se cumple el décimo aniversario del peor atentado terrorista perpetrado en Panamá. El hecho produjo la muerte de 21 panameños y extranjeros.
Las investigaciones no han logrado mayores luces sobre el derribo de la aeronave HP-1202 de la compañía "Alas", que poco después de despegar del aeropuerto de France Field, explotó en vuelo.
Todo indica que uno de los pasajeros, el libanés Lya Yamal transportaba el aparato explosivo, que hizo estallar la nave. Ahora, años después, el temor de los atentados terroristas ha resurgido en el mundo, luego de los ataques de Al Qaeda a las Torres Gemelas de Nueva York y al Pentágono.
Desde entonces, la seguridad en torno a los vuelos internacionales que salen de Panamá se ha reforzado, pero sin duda habrá que hacer lo mismo en los vuelos domésticos. Nuestro país cuenta con una instalación estratégica para el comercio mundial como es el Canal Interoceánico, que representa un potencial blanco para los fanáticos del terror.
Ya en los meses anteriores a los atentados en Nueva York y Washington uno de los operativos de Al Qaeda estuvo en Panamá y nadie puede creer que vino como simple turista. El objetivo de su presencia todavía se desconoce, aunque se especula que venía con intenciones de perpetrar un ataque. Sea esto cierto o falso, lo prudente es la vigilancia. Si bien es cierto que el terrorismo tiene la ventaja del elemento sorpresa, el país no puede dormirse en las acciones para prevenir cualquier atentado.