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Viernes 30 de julio de 1999



FAMILIA
Narc�ticos An�nimos

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Joaqu�n Arias
Segundo Paso

Nosotros tambi�n podemos encontrar un significado y un prop�sito a la vida y ser rescatados de la locura, la depravaci�n y la muerte.

Cuando admitimos nuestra frustraci�n e impotencia para gobernar nuestras vidas, abrimos la puerta a la ayuda de un Poder Superior. No es importante lo que fuimos, sino lo que queremos ser.

"Llegamos al convencimiento de que s�lo un Poder Superior a nosotros mismos podr�a devolvernos el sano juicio".

El Segundo Paso es necesario siempre que deseemos conseguir una recuperaci�n prolongada. En el Primer Paso sentimos la necesidad ineludible de creer firmemente en algo que pueda ayudarnos a vencer nuestra impotencia, incapacidad y frustraci�n.

Al practicar el Primer Paso, notamos la sensaci�n de que algo nos falta en la vida. Necesitamos cubrir este vac�o. He aqu� el prop�sito del Segundo Paso.

Puede ocurrir que en un principio algunos de nosotros nos hayamos tomado en serio el contenido de este paso. Debemos leerlo de nuevo, con marcado inter�s, pues s�lo en la captaci�n del sentido del Segundo Paso, encontraremos la posibilidad de que los otros los podamos llevar a la pr�ctica en su plenitud. Incluso en el momento en que nos planteamos de una forma clara la necesidad de ayuda para superar nuestra drogopendencia, seguimos sin admitir como algo necesario la idea de un Poder Superior que nos devolviera el sano juicio.

Padecemos una enfermedad: progresiva, incurable y mortal. De una forma u otra nos predisponemos a una autodestrucci�n a corto o largo plazo. Todo drogadicto, desde el heroin�mano que practica el atraco hasta la anciana que recurre a varios m�dicos para conseguir recetas de una forma legal, comparte una idea com�n: busca su destrucci�n a trav�s del pinchazo, la pastilla o el alcohol.

Esta es, en parte, la locura de nuestra enfermedad. Puede que parezca m�s alto el precio que paga el drogadicto que se prostituye para pincharse, que el que simplemente miente a un m�dico, pero a la hora de la verdad, los dos pagan con sus propias vidas. La locura consiste en caer en los mismos errores esperando resultados distintos.

Cuando llegamos al Programa, muchos de nosotros nos damos cuenta que hemos vuelto a usar drogas una y otra vez, a�n sabiendo que est�bamos destruyendo nuestras vidas. Nuestra locura se manifiesta en tomar t�xicos d�a tras d�a sabiendo que esto no trae m�s que la destrucci�n f�sica y mental. El error m�s grave de la drogodependencia es la obsesi�n por cualquier clase de t�xicos.

Hazte la siguiente pregunta: �No ser�a demencial acercarse a una persona para preguntarle: "�Puede usted darme motivos para tener un infarto o asesinarme?". Si est�s de acuerdo en que esto es una locura, entonces no tendr�s problemas en comprender el Segundo Paso.

Lo primero que hacemos en este Programa es dejar la droga. Es entonces cuando empezamos a sentir el dolor de vivir sin ella o sus sustitutivos. Este dolor nos obliga a buscar un Poder superior a nosotros mismos que pueda aliviarnos de nuestra obsesi�n.

 

 

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