Cuando alcanzamos cierto nivel de estudio o en la mayoría de los casos se obtiene la licenciatura, lo primero que viene a la mente es conseguir un trabajo con buen sueldo, que permita satisfacer las necesidades básicas.
Como joven, se nos enseña que la vida es dura, por lo que es indispensable ahorrar.
Claro, llega ese momento en el que obtenemos el empleo y tratamos de cumplir al máximo con las responsabilidades propuestas. Un buen día, después de tanto tiempo se te dice: estás despedido. La frase te deja en el aire, porque nunca pensaste escucharla. �Cómo enfrentas esa realidad?
REACCION INMEDIATA
En principio, sentirás que algo entró a tu cuerpo y te bloqueó, y quizás cuando reacciones te sientas como lo peor. Esto se debe a que temes no contar con el sueldo que ganabas y con el que pagabas varias deudas, lo que hace que tengas rabia contra todo.
Tienes sentimientos de confusión y culpabilidad. Si fueras tan bueno, esto no te hubiera sucedido.. �No es verdad? En absoluto, tu despido tal vez se haya dado como parte de una reestructuración, o tal vez en algo que no necesariamente tuvo que ver con tu trabajo, sino con tu actitud.
La pérdida de un trabajo, por más justificada que sea, ocasiona un duelo semejante al de cualquier otra pérdida, como el de un divorcio o la muerte de un ser querido. Estos sentimientos son normales y no debemos avergonzarnos de tenerlos. Siempre pasamos por un proceso común: negación, coraje, negociación, depresión y aceptación.
�ste es un proceso que se debe superar para seguir adelante en la búsqueda de un nuevo empleo, porque la vida debe seguir.