Martes 18 de agosto de 1998

 








 

 

EDITORIAL
Cavernaria reforma sobre las horas extras

D
enuncia del Frente Pro Democracia señala que el actual mando perredista considera reformar el artículo 50 del Código de Trabajo, privando a las labores extraordinarias de los recargos, y de esa manera cancelar una conquista gremial histórica para incorporar predicados patronales de obsolescencia e injusticia social.

Las regulaciones legales sobre el trabajo extraordinario buscan limitar las horas en cantidad y hacerlas financieramente onerosas al empleador, con miras a preservar la salud del laborante y proporcionar compensación al desgaste producido por ellas.

La peregrina argumentación que sustenta la contradictora y aberrante medida legal asienta en que con ella se estimulará el empleo, permitiendo crear adicionales puestos de trabajo; lo cual es insostenible, dado que los resultados materiales que se alcanzarán con ello será que el patrono mantendrá extendidas las jornadas, sin pagar los sobrecargos de ley y sin adicionar trabajadores nuevos. En síntesis, normalizar la explotación.

Los controles administrativos del Trabajo en Panamá son endebles; múltiples son las denuncias por abusos patronales donde las normativas vigentes son ignoradas, en violación flagrante de sus propósitos; realidad que agravará la modificación del artículo 50 en consideración.

Los voceos gubernativos de consagrar excepciones a la aplicación de las vigentes normas laborales para permitir inversiones fabriles y productivas en Panamá, como las aplicadas en Fuerte Espinar, Colón, han devenido en frustraciones crecientes, cuando ningún resultado sensitivo, de importancia mercantil y financiera, se ha instalado allá.

Las conceptualizaciones del pasado, cuando el capitalismo salvaje irrumpió en el mundo económico alejando a los pobladores de las instancias agrarias, concentrando masas de laborantes en centros fabriles, uniformes y deshumanizados que institucionalizó la expoliación humana con jornadas de largos períodos, en condiciones sanitarias empobrecidas y salarios de hambre, son hoy recuerdos académicos; por ello, pretender dar marcha atrás a la Historia es un equívoco que traerá consecuencias graves en el vivir cotidiano de los panameños, de persistir la aberrante propuesta.

Los resultados de las medidas aperturistas, globalizadoras, adoptadas con precipitud, sin permitir acomodos de reconversión productiva, sirven para empobrecer la sociedad panameña, abriendo más la brecha entre los abandonados de la fortuna y los beneficiarios de cúspide del poder y las riquezas; persistir en la implantación de reformas a contrapelo de la realidad nativa es yerro que reclama rectificaciones, medidas de justiciero signo; las personas son seres humanos; no modelos, ni cifras frías; así lo debemos entender, si pretendemos encaminar el vivir nacional por senderos de paz, pan y felicidad.

 

 

 

 


 

AYER GRAFICO
Noriega representa al gobierno durante inundaciones de 1969 en Bocas del Toro.


CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, contribuyo al ruido excesivo innecesario.


OPINIONES



 

 

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