El gobierno se estrenó revelando la existencia de una severa crisis fiscal, donde los recursos apenas alcanzan para pagar la planilla. Se anuncian medidas para tirarle tijera al gasto, pero ahora nos sorprende el señor presidente viajando hacia la ciudad de Nueva York, en un vuelo privado.
Hay que predicar con el ejemplo. Lo correcto es que frente a los momentos de estrechez que vive el fisco, el jefe del Ejecutivo y su reducida comitiva que lo acompaña a la Asamblea General de la ONU, debió transportarse en vuelos comerciales.
Antes de su ascenso al poder, colaboradores del presidente Martín Torrijos anunciaron la intención de vender el avión Gulfstream HP-1A, que había sido adquirido durante la administración del también perredista Ernesto Pérez Balladares.
Una cosa es estar en la oposición y otra al llegar al poder. Parece que Torrijos ha descartado la venta del avión, que a juicio de algunos técnicos poco a poco se convierte en una chatarra.
Un avión de ese tipo consume 6,000 libras de combustible por hora. Un vuelo a la ciudad de Nueva York toma cinco horas. En total, la nave en cuestión debe utilizar 60 mil libras de combustible. Un galón de ese derivado de petróleo equivale a siete libras.
Se dice que en el avión apenas viajan cuatro funcionarios. Una simple operación matemática nos revela, cuál opción era más económica y el propio ministro de Economía que forma parte de esa misión, lo sabe perfectamente. !Hay que predicar con el ejemplo! y como reza un antiguo refrán popular "cuida los centavos, porque los dólares se cuidan solos!.