Imagínese usted que está en una oficia del gobierno. La gente corre antes de llegar el nuevo jefe de la institución. Los empleados, temerosos, ni se atreven a perder siquiera un minuto en el almuerzo, para evitar que lo despidan la gente de la Patria Nueva. Como a eso de las 2:00 de la tarde, el miedo entra en el lugar y un funcionario comienza a llamar a cada empleado público, para entregarle la carta del "bye-bye".
Igual, la ola de despidos, de los 49 mil proyectados por el PRD y el PP, hizo estragos esta semana que pasó en Cancillería, Ministerio de Vivienda, Economía y Finanzas y la Presidencia. Hasta uno que entregaba las cartas de despido, fue igual tirado a la calle, como dice el refrán.
Es cierto que cuando un nuevo gobierno asume poderes, debe por lógica, renovar los directivos de administración de los ministerios e instituciones públicas. De que los gerentes, los asesores y los ministros, incluso directores del pasado gobierno vayan por fuera, eso es normal. Pero el hecho de botar a panameños y a panameñas con salarios menores a 300 balboas mensuales, sin tocar a los que llamamos "cocotudos", resulta una forma impertinente de hacer la gestión pública.
Y es que Martín Torrijos y su gabinete ha comenzado mal su gestión. No hemos visto actividades de envergadura todavía. Pero lo notable fue la botadera del personal del Estado. Por favor, ojalá que alguien le recuerde al "hijo del general" que el país está sumido en la desesperación, al punto que ya hay hasta 200 mil desempleados y otro millón de panameños no tiene un nivel de vida adecuado.
Torrijos debe pensar en reactivar la economía, no con la excusa de que el pasado gobierno del arnulfismo trabó el fisco. Hay que promover la inversión privada, tanto local como extranjera, para hacer plazas de empleo. Sea como sea, para el PRD y para el mismo Martín, hay que frenar el acelerado "queme" político que sufre su imagen en los primeros días de su gobierno. Les aseguro que haciendo una encuesta sobre el apoyo popular al PRD, descubriremos una merma del respaldo de los panameños a Torrijos.
�Cómo Martín puede detener una creciente impopularidad? Simple. Que comience una política destinada a promover que empresas extranjeras desarrollen proyectos en áreas diversas de la economía.
Allí está la base aérea de Howard, en donde Lufthansa y Antonov, distribuidoras de carga comercial les interesaba hacer un megaproyecto. Con sólo abrir esta zona económica especial, se crearían miles de empleos para la gente de Arraiján, La Chorrera y Panamá.
Entretanto, una recomendación para Martín y su grupo es que deje de botar la gente de bajos recursos que trabajan en el Estado.
