Hace unos cuantos lustros, un jefe militar admitió haber adquirido la mansión donde residía con el producto de la venta ilegal de visas panameñas a ciudadanos cubanos (La Prensa, 7 de junio de 1987). Ahora, en la Papa Nueva, el mismo individuo es candidato a embajador en una República sureña (El Panamá América, 9 de septiembre de 2004).
A todo esto: �Recuerda usted cuál es el delito que se le imputa a quien hasta hace poco fue embajador de Panamá en Cuba, Abraham Bárcenas, así como al ex cónsul en La Habana, Oscar Alarcón? �No se les atribuye, por casualidad, la misma ilegalidad que cometió el militar?
"La Fiscalía Auxiliar de Panamá ordenó ayer la detención del último embajador del país centroamericano en Cuba, Abraham Bárcenas, por su presunta vinculación con delitos de falsificación de documentos y con la venta de visados falsos a ciudadanos cubanos que pretendían salir de la isla", informó América Economía, revista chilena de circulación regional, el pasado 7 de septiembre.
�Cómo puede ser que al embajador arnulfista, cuya supuesta participación en el tráfico de personas no ha sido probada ni juzgada, lo meten en chirona, mientras que al miembro de las extintas Fuerzas de Defensa, quien declaró a cuatro voces que se enriqueció gracias a la venta ilícita de visados, lo premian con una embajada?
�Es con esa doble moral como se combate la corrupción en la Papa Nueva? �Cójame ese trompo en la uña!