El Gobierno de Panamá decidió destinar seis millones de dólares para impedir un alza en el precio de la gasolina y así mantener congelado el costo del combustible por las próximas dos semanas. Ya hace una semana había pospuesto la vigencia del denominado precio de paridad que traía consigo un incremento de 68 centésimos en la gasolina.
En esta ocasión, el incremento estimado sería de 46 centésimos para la gasolina de 95 octanos y de 32 centésimos para la de 91. El diésel �que es el combustible de mayor consumo en Panamá- habría reflejado un descenso de 26 centésimos.
Aparte de congelar los precios y aplicar la rebaja al diésel, el Gobierno decidió fijar precios topes para el galón tanto de gasolinas como de diésel. La medida es una respuesta a corto plazo, pero no resuelve el problema a largo plazo. Hay que hacer algo para frenar la sangría que produce la inestabilidad del mercado petrolero.
Los proyectos hidroeléctricos y de energía eólica deben acelerarse para disminuir la dependencia de la energía térmica. Hay que establecer un sistema de transporte masivo moderno, eficiente, seguro y digno para todos los panameños, que motiven al menor uso del parque vehicular y así reducir el consumo de combustible, que al final son divisas que salen de Panamá, para nunca retornar.
De igual modo, se requiere que los funcionarios estén pendientes de las operaciones de las petroleras y estaciones de gasolina, para que no se abuse del consumidor y que las máquinas surtidoras de combustible, no le burlen parte de la gasolina o el diesel que compran los panameños.
Frente a la crisis debe surgir el ingenio. Mantener el estatus quo sólo nos llevará a que cada día el presupuesto del país y de los hogares panameños, vayan a las cajas de las naciones que hoy integran la OPEP.