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Hay un sector de la juventud panameña que está asistiendo a la escuela por el puro gusto. No aprenden nada, y peor aún, no están permitiendo que sus compañeros aprendan nada. Tal es el caso de ciertos estudiantes de esta última generación, para quienes protestar, sólo significa blandir piedras y objetos contundentes, para arrojar a todos los que se atreven a interponerse en sus caminos. Son estudiantes que saquean, roban, agreden y asesinan, como si todo eso fuese su tesis de graduación. Antes de llegar al punto que tengo en mente, quiero preguntarle a los docentes lo siguiente: �Qué están enseñando ustedes en las aulas de clases, aparte de hablarles en términos de "cuara", "ponchera" y "tan picando"?
�En dónde dejaron la autoridad de que están investidos como formadores del carácter, la personalidad y el sentido de responsabilidad que se supone deben ustedes inculcar a sus estudiantes? �A qué tipo de literatura están ustedes, los docentes, exponiendo a sus alumnos, ya que no parece estar surtiendo el efecto positivo que se espera?
�Dónde dejaron las valiosas enseñanzas contenidas en las obras de una Rosa María Britton, un Demóstenes Troya, un Guillermo Ros-Zanet, un Narciso Garay, un Octavio Méndez Pereira, un José Dolores Moscote, un Gil Blas Tejeira, y cuántos otros autores panameños que han legado, y siguen legando -unos- su talento, sus conocimientos, y sobre todo, su amor por sus conciudadanos, con el ánimo, la intención y el propósito de que las nuevas generaciones -esas de hoy- hereden algo más que violencia, intolerancia e irresponsabilidad respecto de los derechos de terceros?
La reyerta y vandalismo estudiantiles, como cosa diaria, se está tornando vergonzosamente intolerable. Los sectores estudiantiles identificados como los perequeros de siempre, tienen que ser separados del resto de quienes no lo son. �Da lástima escuchar a las autoridades correspondientes quejarse, confesando su incapacidad para enfrentar y resolver un problema que acusa la más sencilla solución. Lo que pasa es que la ausencia de la llamada "democracia" aquí en Panamá, durante tanto tiempo, ha hecho creer a la ciudadanía, estudiantes o no, que con solo invocar los preceptos contenidos en la Declaración de los Derechos Humanos, en el de los niños, la mujer, el menor y el adolescente, amén del Código de la Familia, ello ya es una licencia para cometer cuanto desmán se nos viene en ganas. Entonces, si a pesar de las incansables orientaciones, guías y consejos que esos estudiantes revoltosos reciben de sus padres, sus profesores y las autoridades en general, esos desviados sociales continúan exhibiendo esa actitud hostil y agresiva que los caracteriza, pues, carajo, �sáquenlos a todos de sus respectivos colegios! para que, como los "hombres" que dicen ser, afronten todas las consecuencias que tal conducta conlleva, porque ya la ciudadanía está �harta de ello! �Au Revoir! |
